La ciencia desde hace muchos años ha estudiado la resurrección, aunque -evidentemente- no utiliza este término. En cambio, lo entiende como la criogenización, un método por el cual se somete a una persona (o animal) a condiciones de frío intenso con el objetivo de preservar su cuerpo de manera tal que pueda ser reanimada en el futuro.
Sus adeptos esperan que en el futuro se desarrollen métodos que permitan reavivar a los difuntos. Este proceso debe realizarse entre un minuto o dos después de que el corazón haya dejado de latir. El cuerpo es conectado a un respirador cardiopulmonar para evitar la muerte de las células del cerebro. Cuando la temperatura corporal alcanza los 10 grados, la sangre es sustituida por un líquido anticongelante. Después, el cuerpo es introducido en un depósito de nitrógeno líquido a 196 grados bajo cero.
KrioRus, una empresa rusa que trabaja en este campo, ha revelado a la revista The Village que la preservación del cerebro cuesta 12.000 dólares; cuerpo y cabeza, 36.000 dólares. Al mismo tiempo, el precio de la conservación de un animal también varía entre 12.000 y 15.000 dólares, dado que requiere los mismos recursos que en el caso de los humanos. Curiosamente, la clínica ha registrado que los clientes rusos suelen conservar gatos, y los extranjeros, perros.
¿Y qué ocurriría con la memoria? ¿Conservaríamos los recuerdos? Los nuevos hallazgos, realizados por investigadores que trabajan para la industria Cyronics, revelan que, en los gusanos, las memorias almacenadas en el cerebro pueden sobrevivir al proceso, reseña el Daily Mail.
La Asociación y centro de criogenización más importante del mundo, lleva el nombre de una estrella distante, símbolo de la visión infinita de la resurrección de los muertos, ALCOR.
Actualmente, los costes de las pólizas de seguros de vida a nombre de Alcor, oscilan entre los 81.000 y más de 188.000 dólares, pagados por adelantado.
En todo el mundo se calcula que hay 300 personas que se han sometido a criopreservación después de que morir con la esperanza de que puedan ser revividos con la tecnología futura.
En España hay alrededor de 100 personas más interesadas en criopreservar sus cuerpos cuando fallezcan, según apuntan desde Crionica.org, una de las pocas plataformas para la divulgación y el avance de esta técnica en ese país.
Recientemente, la criónica volvió a ser noticia a raíz del caso de una niña de 14 años que consiguió el permiso de un juez en Londres para ser trasladada a EE. UU. y ser criogenizada. "No quiero ser enterrada bajo tierra. Quiero vivir y vivir más tiempo, y creo que en el futuro pueden encontrar una cura para mi cáncer y despertarme", explicaba la niña en una carta.
Desde la fundación VidaPlus, formada por ingenieros, investigadores o doctores, no hablan nunca de cadáveres ni de resucitar muertos, sino que para ellos la criopreservación aspira a "reanimar pacientes". La idea es que estos cuerpos sean descongelados cuando se haya encontrado una cura a la enfermedad que causó su muerte.
"Pienso en el cáncer, por ejemplo. Enfermedades que hoy conocemos tan destructivas dentro de unos años se curarán, los avances médicos nos llevan a eso", explica a Broadly José Luis Cordeiro, ingeniero, profesor en la Singularity University (Silicon Valley) y miembro de la Fundación VidaPlus.