
La forma en que están diseñados nuestros espacios puede influir directamente en nuestra salud, productividad, creatividad e incluso en nuestras emociones. Esta es la premisa central de la NeuroArquitectura, una corriente que combina los conocimientos de la neurociencia con el diseño arquitectónico para crear entornos que favorezcan el bienestar integral de las personas.
En México, uno de los principales divulgadores de esta disciplina es el arquitecto Juan Carlos Baumgartner, CEO de la firma Space, líder en diseño corporativo en América Latina.
Reconocido internacionalmente con más de 130 premios y autor del libro Office as a Tribe, Baumgartner ha centrado su carrera en demostrar cómo los espacios impactan en la calidad de vida de quienes los habitan, especialmente en oficinas y entornos laborales.
Espacios que pueden sanar o dañar
Para Baumgartner, los espacios no son solo estructuras funcionales: tienen la capacidad de sanar o dañar, de fomentar el bienestar o, por el contrario, generar estrés y fatiga. De ahí la importancia de diseñarlos de manera consciente, tomando en cuenta cómo afectan al cerebro humano.

Este enfoque cobra especial relevancia en el contexto postpandemia. El trabajo remoto, el regreso a oficinas y los modelos híbridos han obligado a repensar el rol del espacio laboral.
La NeuroArquitectura propone oficinas más humanas, colaborativas y flexibles, que promuevan la concentración, reduzcan el estrés y estimulen la creatividad.
NeuroArquitectura en casa: bienestar al alcance de todos
Aunque su aplicación más conocida se da en oficinas corporativas, la NeuroArquitectura también puede implementarse en el hogar. Desde la elección de colores e iluminación, hasta la distribución del mobiliario y la ventilación, pequeños cambios pueden generar ambientes más armoniosos que impacten positivamente en el estado de ánimo y la salud.
Baumgartner ha compartido en diversas conferencias, incluidas plataformas como TED Talks, que no es necesario ser arquitecto para transformar un espacio. Con recursos accesibles y un enfoque humanista, cualquier persona puede contribuir a crear entornos más amables y saludables.
El papel de las empresas y la arquitectura que humaniza
Uno de los grandes aportes de Baumgartner es demostrar que invertir en diseño de calidad no es un gasto, sino una estrategia. Las empresas que adoptan principios de NeuroArquitectura pueden mejorar la experiencia de sus empleados, aumentar la productividad y fortalecer su cultura organizacional.
Además, impulsa una reflexión más amplia sobre la arquitectura como herramienta social. “Diseñar espacios dignos es una forma de dignificar a las personas”, aseguró Baumgartner, convencido de que la arquitectura puede ser una vía para construir un mundo más justo, empático y saludable.

¿Qué temas abarca la NeuroArquitectura?
- La oficina del futuro: espacios postpandemia para modelos remotos, híbridos o presenciales.
- Arquitectura que sana: diseño enfocado en el bienestar físico y mental.
- Bienestar en casa: cómo transformar tu hogar sin ser arquitecto.
- Empresas humanistas: el impacto positivo de los espacios bien diseñados en el entorno laboral.
La NeuroArquitectura llegó para quedarse, y en un mundo donde el estrés, el aislamiento y la ansiedad están al alza, crear espacios que promuevan el equilibrio y el bienestar ya no es un lujo: es una responsabilidad compartida.
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