Desde hace décadas, se ha documentado cómo diversas organizaciones del crimen organizado en México realizan actos caritativos como la entrega de despensas y apoyos a comunidades marginadas. Este año no fue la excepción. Hace unos días se dio a conocer que el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) distribuyó juguetes a niños en el municipio de Coalcomán, Michoacán, en el marco de las festividades navideñas.
El evento, que tuvo la participación de autoridades municipales, incluida la alcaldesa Anavel Ávila Castrejón, de Movimiento Ciudadano (MC), generó controversia tras difundirse videos y fotografías en los que se observa una manta con un mensaje de agradecimiento al líder del CJNG, Nemesio Oseguera Cervantes, alias “El Mencho”, y a sus hijos.
El mensaje fue leído en voz alta por el animador del evento frente a los asistentes, en un acto que no pasó desapercibido.
Tras darse a conocer los hechos, los involucrados negaron cualquier relación con el grupo criminal; el partido también condenó lo ocurrido; y el gobernador de Michoacán, Alfredo Ramírez Bedolla, exigió una investigación inmediata.
El trasfondo del acto “caritativo”
La entrega de juguetes nunca ha sido un acto aislado. Según David Saucedo, experto en seguridad pública, este tipo de eventos forma parte de una estrategia recurrente del CJNG y otros grupos criminales, como el Cártel de Sinaloa, por diversas razones.
“Esto con el objeto de ir construyendo una narrativa de que son ellos los benefactores, buscan reemplazar al Estado mexicano en regiones muy apartadas, urbano-marginadas, comunidades rurales de bajo nivel socioeconómico, y esto les permite a ellos ir penetrando e incluso generar una imagen positiva”, afirmó Saucedo en entrevista con Grupo Fórmula.
Este tipo de acciones, que se realizan en fechas clave como el Día de Reyes, el Día del Niño o Navidad, buscan consolidar su influencia territorial y ganar simpatía social en regiones donde el Estado tiene una presencia limitada.
Medicinas, juguetes e incluso cenas navideñas son repartidos con el sello distintivo del grupo, como el logo de un gallo en el caso del CJNG. Estas acciones, videograbadas y difundidas en redes sociales, forman parte de una estrategia de propaganda que refuerza la percepción de que los cárteles son “protectores” o “proveedores” en comunidades desatendidas.
Saucedo señaló que esta táctica lleva varios años en práctica y que su objetivo es consolidar el control sobre las zonas donde operan.
En casos como el ocurrido recientemente en Coalcomán, Saucedo calificó la situación como un claro ejemplo de narcopolítica. “Es evidente que hubo coordinación entre el grupo criminal y la administración municipal. Este tipo de actos no pueden ocurrir sin contacto previo”, afirmó.
Otro análisis de InSight Crime coincide con que estos actos de aparente generosidad no son desinteresados. “Los obsequios son una bandera clavada en el territorio, un mensaje claro de quién tiene el control. Además, quienes aceptan esos regalos quedan implícitamente comprometidos a mantener su lealtad y apoyo al cártel”, advierte el informe.