El miércoles 20 de noviembre se activó una Alerta Amber por la desaparición de dos menores de edad: Jonathan e Irving. Ambos habían sido vistos juntos por última vez una noche antes, en Hermosillo, Sonora.
Jonathan es un estudiante de primer grado de preparatoria becado en el Tecnológico de Monterrey. Mientras que Irving es un destacado campeón nacional de boliche sub-16.
Según los testimonios, el joven bolichero había ido a recoger al estudiante becado después de comprar unas pilas para su dosificador de insulina en el noreste del estado.
A unas horas de haber sido reportados como desaparecidos, Irving fue localizado sano y salvo en un parque público ubicado entre las calles Villa Bonita y Retorno Frascati. Sin embargo, no había rastros de Jonathan.
Ante los hechos, Carmina Alatorre, la madre de Jonathan, hizo un llamado público frente a las cámaras de diversos medios locales para solicitar el regreso de su hijo. Durante su intervención señaló que, tras el hallazgo de Irving, no había recibido ninguna actualización sobre el caso del menor.
“Más de 48 horas sin comer, sin tomar agua, sin dormir, me estoy volviendo loca de dolor”, expresó la señora Alatorre afuera de la Fiscalía General de Justicia del Estado (FGJE) de Sonora, a donde acudió la noche del jueves 21 de noviembre para pedir información sobre su hijo.
La familia Jonathan, incluido su hermano Alberto, compartió el profundo sufrimiento que estaban viviendo durante los días de su desaparición. Lo describieron como un joven noble y ejemplar, destacando que no era una persona involucrada en actividades ilícitas.
Así hallaron a Jonathan
Al amanecer del 22 de noviembre, tres días después de su desaparición, Jonathan fue localizado con vida a las 5:11 de la madrugada. Junto a él estaba Melanie, una veterinaria de 28 años que trabajaba en el rancho de su padre y que había desaparecido unas horas después de Jonathan e Irving, el 20 de noviembre, a la 1:20 de la madrugada, en San Pedro el Saucito tras un hecho violento.
Ambos fueron localizados en la zona industrial sur del estado gracias a un operativo interinstitucional encabezado por la Agencia Ministerial de Investigación Criminal (AMIC). El trabajo para encontrarlos no fue sencillo. Según la Fiscalía de Sonora, el equipo realizó exhaustivos recorridos de campo, entrevistó a familiares y testigos, analizó información clave y empleó tecnología de geolocalización para dar con su paradero. Esos esfuerzos, coordinados y meticulosos, terminaron por arrojar los datos que finalmente condujeron al hallazgo.
Jonathan y Melanie fueron trasladados en una unidad de la capital de Sonora a un hospital para recibir atención médica y psicológica. Según el reporte, ambos fueron encontrados con signos de deshidratación y lesiones en el cuerpo. Melanie presentaba escoriaciones en las muñecas y un hematoma en la frente, así como que se desmintieron afirmaciones previas sobre supuestas lesiones en la dentadura e impactos de bala en las piernas del joven.
De víctimas a secuestradores
Lo que parecía un buen final para un caso de desaparición dio la vuelta cuando la Fiscalía de Sonora detuvieron a Jonathan y a Melanie por secuestro y asociación delictuosa.
El vicefiscal de Control de Procesos, Tadeo Gradías, informó que, tras el hallazgo de Jonathan y Melanie, una persona acudió al Ministerio Público de Sonora para denunciarlos por su presunta participación en un secuestro ocurrido previamente. Según la denuncia, durante el incidente se exigió un rescate inicial de tres millones de pesos, que posteriormente fue negociado a una cantidad menor.
“Previamente se había formulado una denuncia por secuestro y la carpeta de investigación estaba en curso, por lo cual, la víctima, al percatarse que uno de sus captores se encontraba con la autoridad, decidió acudir ante el agente del Ministerio Público para identificarlos como partícipes de su secuestro”, explicó Gradías.
Y agregó: “El 24 de noviembre se formuló una imputación por los delitos denunciados en contra de Jonathan y Melanie, quien solicitó la aplicación del término constitucional de 144 horas y se le impuso la medida cautelar de prisión preventiva justificada, mientras que la audiencia inicial respecto al adolescente (Jonathan) se llevará a cabo una vez que su estado de salud lo permita”.
Las confesiones del secuestro
Por la mañana del jueves 28, comenzaron a circular en redes sociales una serie de videos. En ellos, Melanie y Jonathan aparecían parados lado a lado, con las caras cubiertas y las manos atadas a la espalda, frente a una pared blanca.
Melanie tenía gran parte de la cabeza cubierta con una tela blanca sujetada por cinta adhesiva café que le rodeaba los ojos y la barbilla, dejando a la vista solo su boca y algunos mechones de cabello. Jonathan, por su parte, estaba sin camisa y con los ojos tapados con la misma cinta, que le rodeaba la parte superior de la cabeza, dejando visible el resto de su rostro.
En el video se escucha a un hombre interrogando a Jonathan. “¿En qué está involucrada Melanie? ¿Desde hace cuánto la conoces?”, preguntaba el sujeto. El joven, con la voz entrecortada, respondió que había conocido a Melanie un año atrás, cuando ella comenzó a trabajar en el rancho de su familia. Sin embargo, sus palabras tomaron un giro inesperado al acusar a Melanie de participar en un secuestro y de ser quien presuntamente había conseguido un arma de nueve milímetros para cometer el crimen. Mientras Jonathan hablaba, Melanie, con gestos desesperados, negaba con la cabeza.
“Melanie fue con Isaías Montoya. Ella fue quien consiguió el arma nueve milímetros. El dinero se lo dio a chinos y ella ayudó cuando llegamos a la casa abandonada. Melanie llegó como media hora después, nos quedamos ahí hasta las seis de la tarde. A esa hora subimos al secuestrado y de ahí nos fuimos”, dijo Jonathan antes de que parte del audio se volviera ininteligible.
Cuando fue interrogada, Melanie afirmó entre sollozos que había sido obligada a participar bajo amenazas de muerte hacia ella y su familia. Relató que grupos armados habían estado en el rancho donde trabajaba y que, tras recibir llamadas amenazantes desde Sinaloa, fue forzada a transportar a personas vinculadas a un grupo delictivo. Melanie aseguró no saber quiénes eran ni que había una persona secuestrada.
Según su testimonio, mientras intentaba huir de las órdenes, un hombre encapuchado la interceptó en su auto y la obligó a cumplir con las indicaciones bajo amenazas. Fue durante este trayecto que la intervinieron y la secuestraron.
Una presunta venganza
En el interrogatorio filtrado en redes sociales, Jonathan confesó conocer la razón de su secuestro. Cuando se le preguntó al respecto, el menor respondió: “por andar ajustando deudas que no son mías y secuestrando”.
Durante su declaración, reveló detalles sobre un secuestro en el que estuvo involucrado junto con otras tres personas, así como información sobre el presunto autor intelectual del delito: Edgar Islas, alias “El Toro”, primo paterno de Jonathan. Según lo declarado, Edgar reside en Sinaloa, está vinculado al tráfico de drogas hacia Estados Unidos y habría orquestado el secuestro para cobrar una deuda pendiente.
De acuerdo con lo dicho por el joven, el 19 de noviembre él y otros hombres secuestraron a un sujeto al que habían estado vigilando durante tres meses. La víctima fue interceptada a las afueras de la casa de sus padres con una pistola proporcionada por Melanie, quien también habría monitoreado los movimientos del secuestrado. Posteriormente, el hombre fue trasladado, bajo amenazas, a una casa abandonada.
Además, detalló que el secuestro se llevó a cabo en San Pedro, una zona rural de Hermosillo. Luego de la privación de libertad, la víctima fue llevada a un ejido cercano conocido como El Tronconal, donde solicitaron un rescate de dos millones y medio de pesos. Originalmente, habían pedido tres millones de pesos, pero aparentemente redujeron la cifra durante las negociaciones.
El titular de la Fiscalía de Sonora, Gustavo Salas, declaró que la investigación continúa “bajo la premisa de ofrecer plena certeza a los sonorenses sobre los hechos, los actores participantes y las circunstancias que motivaron estas conductas”. Además, enfatizó que la prioridad de la Fiscalía General de Justicia del Estado de Sonora es proporcionar información precisa, veraz y completa sobre el caso para evitar generar una sensación injustificada de vulnerabilidad entre la población.
Salas aclaró que, según las líneas de investigación actuales, los hechos están relacionados con una vendetta personal entre particulares y no existen indicios que sugieran que se trató de un evento de otra naturaleza.
Irving “N” y su relación con el caso de Jonathan “N”
Irving, de 16 años, fue detenido por la Interpol y la Secretaría de Seguridad y Participación Ciudadana (SSPC) el 2 de diciembre en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, también acusado de secuestro agravado y asociación delictuosa.
La Fiscalía de Sonora informó que el menor fue puesto a disposición de la autoridad judicial competente en Hermosillo, donde se le impuso la medida cautelar de internamiento en el Instituto de Tratamiento y de Aplicación de Medidas para Adolescentes (Itama) mientras se resuelve su vinculación a proceso. Irving regresaba de participar en el Campeonato Centroamericano Juvenil de Boliche en Costa Rica, donde compitió como campeón nacional de la categoría Sub-16.
La relación de Irving con Jonathan quedó evidenciada durante los hechos del 19 de noviembre, cuando ambos fueron privados de la libertad. Según se sabe, esa noche Irving salió de su casa alrededor de las 23:30 horas para comprar pilas para su dosificador de insulina, dado que padece diabetes. Menos de 15 minutos después, su teléfono celular fue apagado y no se tuvo más noticias de él hasta el día siguiente, cuando fue liberado en un parque público.
Aunque ambos jóvenes compartían una amistad, la fiscalía y otras autoridades investigan el grado de implicación de Irving en el secuestro y asociación delictuosa por los que se le acusa. Su detención ha generado controversia debido a su perfil público como deportista. No obstante, las autoridades insisten en que el proceso judicial seguirá su curso para esclarecer los hechos y determinar si Irving tuvo algún rol activo en los delitos o si fue una víctima más de las circunstancias.
Jonathan podría recibir hasta cinco años de cárcel
El presidente del Supremo Tribunal de Justicia del Estado de Sonora (STJ), Rafael Acuña Griego, explicó en entrevista que el proceso legal para menores de edad es distinto al de los adultos. Este procedimiento especial toma en cuenta diversos factores para que los jueces puedan resolver con base en las pruebas presentadas. Acuña Griego destacó que el juez especializado en menores es quien emite la sentencia y que, sin importar el delito, la pena máxima para un menor es de cinco años.
Según Rafael Acuña, los casos complejos pueden tardar hasta un año en resolverse, dependiendo del tiempo que tome el desahogo de pruebas y los recursos interpuestos por la defensa o la parte acusadora. “Es un proceso tardadito, quiere decir un año aproximadamente, en donde se le da un tiempo para que el Ministerio Público (MP) y la defensa perfeccionen sus pruebas, luego hay una audiencia donde se hace una discriminación de cuáles se van a ofrecer y cuáles no”, detalló. También mencionó que, en ocasiones, la defensa puede prolongar el proceso al interponer amparos o recursos legales.
En contraste, Melanie, la mujer adulta vinculada a los mismos hechos, será juzgada bajo el procedimiento ordinario para mayores de edad. Su sentencia dependerá de los delitos imputados y de las pruebas presentadas por las partes involucradas. Acuña subrayó que, en cualquier caso, si no se presentan pruebas contundentes, existe la posibilidad de que los acusados sean absueltos, dejando en manos de las partes la responsabilidad de aportar los argumentos necesarios para que se dicte una resolución congruente y apegada a la ley.