Claudia Sheinbaum, presidenta de México, anunció que en febrero de 2025 el Congreso legislará sobre la prohibición de sembrar maíz transgénico, con el objetivo de proteger la biodiversidad del país.
Lo anterior, en respuesta a la resolución del panel del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) sobre las medidas relacionada con el maíz genéticamente modificado.
“Con la ayuda del Congreso vamos a darle la vuelta a esta resolución porque muy pronto, en febrero, van a legislar, estoy segura, que no se puede sembrar maíz transgénico y hay que proteger la biodiversidad de México en nuestro país”, dijo durante la inauguración del Hospital General Regional No. 2 en Ciudad Juárez, Chihuahua.
Fue el viernes cuando el panel de resolución de controversias del T-MEC determinó que las restricciones van en contra del acuerdo que tienen en común y que las medidas de México no se basan en la ciencia.
“El fallo del panel reafirma las antiguas preocupaciones de Estados Unidos sobre las políticas biotecnológicas de México y su impacto perjudicial en las exportaciones agrícolas estadounidenses”, dijo Katherine Tai, representante comercial de EEUU, en un comunicado.
El desacuerdo sobre la prohibición del uso de maíz transgénico escaló cuando el gobierno de Estados Unidos convocó un panel de resolución para echar abajo el decreto presidencial de febrero de 2023.
Este prohibía la utilización del maíz transgénico para elaborar tortillas y masa, y pidió su sustitución en la producción industrial destinada al consumo humano.
T-MEC, uno de los acuerdos más exitosos, asegura Sheinbaum
La mandataria también resaltó que el T-MEC es uno de los acuerdos más exitosos, ya que las economías de los tres países representan el 30 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) mundial.
Además de que el comercio entre las tres naciones aumentó en 48 por ciento desde 2020.
Mientras que, el valor del comercio bilateral —entre EEUU y México— es de casi 798 billones de dólares y entre México, Estados Unidos y Canadá, es tres veces mayor que el existente entre EEUU y China.
Como muestra de la integración económica, resaltó que de los ingresos que generan los mexicanos en Estados Unidos, el 80 por ciento lo consumen en ese país y el 20 por ciento son enviados como remesas.
En tanto que siete de cada 10 trabajadores del campo en el país vecino son mexicanos, es decir, sin ellos y ellas, no habría comida en las mesas de las familias estadounidenses.