Vicente Zambada Niebla, mejor conocido como El Vicentillo, hijo de Ismael “El Mayo” Zambada, se encuentra en el centro de un posible escenario legal que podría poner en riesgo su libertad y la seguridad de su familia.
Aunque el juicio contra El Mayo Zambada en Estados Unidos aún no ha sido confirmado, pues su próxima audiencia está prevista para el 15 de enero de 2025, los fiscales del Departamento de Justicia ya han planteado la posibilidad de que El Vicentillo sea llamado a testificar contra su propio padre.
De negarse, podría enfrentar graves consecuencias, tanto legales como personales, además de poner fin al estilo de vida que ha construido desde que obtuvo su libertad bajo un acuerdo de cooperación.
De heredero del Cártel de Sinaloa a testigo protegido
Jesús Vicente Zambada Niebla nació el 10 de mayo de 1975 en Culiacán, Sinaloa, y durante años fue considerado el sucesor natural del imperio criminal de su padre, El Mayo Zambada. A principios de la década de 2000, asumió un papel crucial dentro del Cártel de Sinaloa, coordinando rutas de tráfico de drogas que utilizaban avionetas y embarcaciones para transportar cocaína desde Colombia y Centroamérica hasta la frontera con Estados Unidos.
Sin embargo, la captura de su tío, Jesús “El Rey” Zambada, en 2008 marcó un punto de inflexión. El Vicentillo comenzó a negociar con la DEA y aprobó reunirse en secreto con agentes estadounidenses en la Ciudad de México, con la aparente aprobación de su padre. Pero esos planes se frustraron el 19 de marzo de 2009, cuando fue arrestado por autoridades mexicanas en el exclusivo barrio del Pedregal, al sur de la Ciudad de México.
Posteriormente extraditado a Chicago en 2010, El Vicentillo se declaró culpable de cargos relacionados con el tráfico de drogas en 2013 y comenzó a colaborar con el gobierno estadounidense, convirtiéndose en el testigo protegido estrella.
Durante el llamado “juicio del siglo” contra Joaquín “El Chapo” Guzmán en 2018, su testimonio resultó clave para incriminar a su excompadre, describiendo las rutas de tráfico de drogas y la estructura de sobornos del cártel, que destinaba millones de dólares para corromper a funcionarios en México.
La colaboración del vástago de “El Mayo” con las autoridades estadounidenses le permitió reducir su sentencia y salir en libertad en 2021, tras lo cual comenzó una nueva vida bajo una identidad protegida en Estados Unidos, junto con su esposa, Zynthia Borboa Zazueta, y sus hijos, Vicente y Jesús. Sin embargo, esta libertad tuvo un costo alto: traicionar a su propio cártel, lo que lo convirtió en uno de los mayores “traidores” según los líderes criminales de la organización.
Actualmente, El Vicentillo lleva una vida discreta. Según Illicit Investigations, su familia opera un taller de autos en un suburbio de la costa este de Estados Unidos y poseen varias propiedades. Aunque gozan de seguridad y monitoreo constante del gobierno estadounidense, los Zambada Borboa intentan integrarse como pequeños empresarios en su comunidad.
El acuerdo de cooperación: una espada de doble filo
El acuerdo que permitió a El Vicentillo obtener su libertad también lo obliga a cooperar plenamente con las autoridades estadounidenses. Según explicó el periodista Jesús Esquivel en una entrevista con Carmen Aristegui para Aristegui Noticias, esto significa que Zambada Niebla no puede negarse a testificar si los fiscales deciden llamarlo en un hipotético juicio contra su padre.
En una carta enviada al juez Brian Cogan, quien supervisaría un posible juicio contra El Mayo Zambada, los fiscales mencionaron que en la actual etapa del proceso, sigue siendo una posibilidad el que un día Zambada Niebla sea llamado a testificar. Si decide no cumplir con esta obligación, podría enfrentar severas consecuencias legales.
Esquivel detalló en la entrevista que, si se niega a declarar, “sería castigado con cadena perpetua y a su familia le quitarían la protección que tiene”, pues se reactivarían los cargos originales por conspiración para traficar cocaína.
Testificar contra su padre no sería una decisión sencilla para El Vicentillo. Sin embargo, el no hacerlo implicaría el fin de su libertad y de la seguridad que actualmente disfruta su familia, ya alejada del mundo del narcotráfico, como él asegura siempre lo quiso.
Por otro lado, el hecho de que las autoridades están hablando de la posibilidad de que El Vicentillo testifique se estaría convirtiendo, según el periodista, en un elemento de presión contra El Mayo Zambada para que empiece a colaborar, pues además el veterano capo podría enfrentarse a la pena de muerte debido a los cargos que se le imputan.
Según el experto en temas de narcotráfico, los fiscales buscan forzar a El Mayo a cooperar con las autoridades estadounidenses amenazándolo con el testimonio de su propio hijo. “Además de la pena de muerte, te podríamos poner como incriminador a tu propio vástago”, comentó el periodista.
Hoy, su futuro depende de lo que ocurra en la próxima audiencia contra Zambada García. El Vicentillo, quien alguna vez fue el príncipe del Cártel de Sinaloa, enfrenta ahora un dilema que podría definir no solo su propio futuro, sino también el legado de su padre y del cártel que alguna vez lideraron juntos.