En medio de la disputa interna del Cártel de Sinaloa, la facción liderada por Los Chapitos estaría buscando alianzas con cárteles y grupos locales de la corona regional del centro de México, también llamada megalópolis, en un intento de seguir el modelo de franquicia criminal.
Según el periodista José Luis Montenegro, autor de “Los Chapitos: Radiografía criminal de los herederos del Cártel de Sinaloa”, esta estrategia tiene como objetivo garantizar su supervivencia y fortalecimiento en la guerra contra la facción liderada actualmente por Ismael Zambada Sicairos, alias El Mayito Flaco, hijo de Ismael El Mayo Zambada.
En una mesa de debate con Carmen Aristegui y Ricardo Ravelo, Montenegro señaló que Los Chapitos han comenzado a establecer negociaciones con personajes clave en la región central del país, como Morelos, lo que les permitiría expandir su control territorial y asegurar nuevas rutas de tráfico de drogas.
Además, el experto señala que los hijos de Joaquín El Chapo Guzmán buscan replicar negocios que ya operan en Sinaloa, como casinos clandestinos (máquinas tragamonedas) y restaurantes, mismos que usan para su lavado de activos, los cuales están siendo constantemente atacados en Culiacán.
“Tengo conocimiento de ello por algunas fuentes fidedignas, es que Los Chapitos ya se están reuniendo con personajes clave del área metropolitana y de estados aledaños de la Ciudad de México, como el caso de Morelos, para llegar a acuerdos con esos estados y poder traficar droga y tener algunos de los negocios que tienen operando en Sinaloa”, afirmó Montenegro.
Esta expansión hacia el centro del país estaría relacionada con la intensa disputa que mantienen con La Mayiza por el control del Cártel de Sinaloa. La guerra intestina ha fragmentado al cártel y aumentado la violencia en el Pacífico mexicano.
“Creo que vamos a ver ese despliegue y esa expansión territorial de este grupo para llegar, insisto, a una buena y clara negociación con el Gobierno de México. Ya no hay salida: es negociar o morir, negociar o seguir la guerra. El estado mismo, el propio país, ya no aguanta esta lluvia de balas que está viendo en estados serranos, sobre todo en el Pacífico”, afirmó el periodista.
La Ciudad de México y sus alrededores han sido territorios codiciados por varios cárteles en los últimos años, como el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG). La presencia de Los Chapitos en la región central del país podría implicar un reacomodo en las dinámicas criminales, especialmente si logran acuerdos con grupos locales que ya operan en la zona.
¿Franquicia criminal?
En el contexto de su análisis sobre la guerra interna en el Cártel de Sinaloa, el periodista menciona que este grupo delictivo buscaría convertirse en una especie de “franquicia criminal”. Según sus palabras, el modelo de operación de Los Chapitos estaría replicando lo que ha hecho el grupo criminal de Nemesio Oseguera Cervantes, alias El Mencho: “Los Chapitos se van a convertir en una franquicia criminal, como lo hace hoy día el Cártel Jalisco”, subrayó.
Montenegro destaca que este modelo les permitiría consolidar su presencia en áreas estratégicas fuera de su territorio tradicional para diversificar sus operaciones.
El modelo de franquicia del CJNG opera de manera similar a un sistema de franquicias empresariales, permitiendo al grupo criminal establecer acuerdos con criminales locales, ofreciendo el uso de su nombre y reputación a cambio de colaboración.
Estos acuerdos incluyen el respaldo logístico, armamento y capacitación en tácticas de violencia. A cambio, los aliados se comprometen a trabajar bajo su control y a compartir las ganancias provenientes de actividades ilícitas.
El cártel mantiene una estructura operativa flexible que permite a las células locales mantener cierto grado de autonomía, siempre y cuando cumplan con las directrices del liderazgo central. Esto reduce los riesgos para la cúpula del cártel en caso de operativos gubernamentales y permite una rápida adaptación a las condiciones locales.
En el caso del cártel de las cuatro letras, utiliza la violencia extrema para imponer su control en territorios disputados. En muchos casos, desplaza o elimina a grupos rivales, incorporando a los miembros sobrevivientes o neutralizando cualquier resistencia, lo que garantiza su rápida expansión.
A través de su modelo, el CJNG garantiza una participación directa en las ganancias obtenidas por los grupos aliados, lo que asegura un flujo constante de recursos para sostener su operación.