El grupo criminal venezolano Tren de Aragua, conocido por sus actividades delictivas como el tráfico de personas, narcotráfico y explotación sexual, ha extendido su operación a seis estados de México, con un impacto particular en la Ciudad de México (CDMX), donde opera en al menos 10 colonias.
De acuerdo con información revelada por el periodista Xavier Jiménez, publicada en Milenio, la detención de Euclides Manuel “N”, alias “El Morgan”, el pasado 5 de diciembre, señalado como líder de una célula vinculada al Tren de Aragua, ha revelado detalles sobre la expansión del grupo y sus métodos de operación.
“El Morgan”, de 27 años, está acusado de diversos delitos, incluido el feminicidio de dos venezolanas, cuyos cuerpos fueron hallados en julio en la zona de San Miguel Topilejo, alcaldía Tlalpan. Su captura junto a cuatro cómplices ha sido clave para las investigaciones en curso.
¿En dónde opera el Tren de Aragua?
Entre las entidades de donde opera esta organización están el Estado de México, Querétaro, Morelos, Puebla y Tlaxcala, además de la Ciudad de México. Es precisamente en la capital en donde, según las investigaciones recientes, mantiene mayor presencia, específicamente en las alcaldías Gustavo A. Madero, Azcapotzalco y Tlalpan.
Investigaciones de las autoridades han ubicado su presencia en las colonias:
- San Rafael (Sullivan, en Cuauhtémoc)
- Centro Histórico (Cuauhtémoc)
- Doctores (Cuauhtémoc)
- Álamos (Calzada de Tlalpan, en Benito Juárez)
- Buenavista (Cuauhtémoc)
- Santa María la Ribera (Cuauhtémoc)
- Tlatelolco (Cuauhtémoc)
- Roma Norte (Cuauhtémoc)
- Cuauhtémoc (Cuauhtémoc)
- Juárez (Cuauhtémoc)
De acuerdo con una fuente ministerial citada por Milenio, el Tren de Aragua no cuenta con un suministro propio de drogas ni con control territorial exclusivo, lo que lo lleva a coludirse con otros grupos delictivos para abastecerse de opioides, cocaína y marihuana, y fortalecer su influencia con la adquisición de armas y municiones.
¿Cómo surgió el Tren de Aragua?
El Tren de Aragua comenzó como una pandilla carcelaria dentro de la prisión de Tocorón (Centro Penitenciario de Aragua). Su origen puede rastrearse hasta 2007, durante la construcción de un sistema ferroviario que el entonces presidente venezolano, Hugo Chávez, anunció como un ambicioso proyecto para conectar regiones clave del país.
Sin embargo, problemas de corrupción en los sindicatos involucrados en la obra dieron lugar a la formación de estructuras criminales que comenzaron a extorsionar trabajadores y a lucrar con el retraso de la construcción.
Cuando el gobierno intervino y encarceló a los líderes de este sindicato corrupto, cometió un error estratégico: agrupó a estos delincuentes en la misma prisión, lo que permitió que consolidaran su control dentro de Tocorón. También comenzó a manejar actividades criminales fuera de la prisión y convirtieron el penal en su fortaleza.
Se reportó que controlaban gran parte de las actividades del lugar, con privilegios como la existencia de un zoológico privado y acceso a lujos.
Con el tiempo, la organización aprovechó la crisis migratoria venezolana de 2018 para expandir su red criminal fuera de las fronteras del país. Los migrantes venezolanos se convirtieron en víctimas de sus operaciones de trata de personas, tráfico de drogas y extorsión, lo que llevó al Tren de Aragua a extenderse por América Latina, incluyendo países como Colombia, Perú, Chile y México.
¿Cómo opera en México?
El Tren de Aragua opera como una organización criminal transnacional altamente adaptable que aprovecha las condiciones de vulnerabilidad social y económica para expandir su control.
Su estructura se basa en la explotación sistemática de personas, utilizando métodos de violencia extrema, engaños y alianzas estratégicas para consolidar su influencia en los países donde está presente, incluido México.
Su modelo operativo incluye delitos como el tráfico de personas, la explotación sexual, el narcomenudeo, la extorsión y, en algunos casos, el secuestro. La organización actúa bajo un esquema en el que evita generar confrontaciones abiertas con los grandes cárteles locales, optando en su lugar por coexistir y colaborar con ellos cuando es necesario, principalmente en el suministro de drogas.
El Tren de Aragua se caracteriza por infiltrar comunidades locales a través de la intimidación y el control directo de actividades económicas ilícitas, como el cobro de cuotas a comerciantes y el manejo de redes de prostitución. En lugares como la Ciudad de México, sus integrantes suelen pasar desapercibidos al presentarse como comerciantes informales, mientras operan desde las sombras en actividades más lucrativas, como la trata de personas.
En cuanto a sus víctimas, suelen ser mujeres y migrantes en situación vulnerable, quienes son engañados con falsas promesas de empleo o mejores condiciones de vida. Una vez captados, son sometidos mediante torturas, amenazas y deudas impagables para mantenerlos bajo control. Además, el grupo utiliza el miedo como una herramienta clave, ejerciendo violencia extrema contra quienes intentan escapar o desobedecer.