A cuatro años de que comenzó la pandemia, el comportamiento del consumidor ha experimentado numerosos cambios. El confinamiento obligó a una planificación más estratégica de las compras, impulsando la transición de lo físico a lo digital y fortaleciendo el servicio a domicilio (delivery).
El encierro también llevó a los consumidores a reflexionar sobre qué productos adquirir regularmente, cuáles solo en ocasiones y cuáles dejar de comprar. Vivir con lo que se tiene, y no con lo que se desea, se convirtió en una prioridad para evitar caer en deudas, especialmente porque millones de mexicanos perdieron ingresos durante la crisis. Sin embargo, el comercio electrónico fue el gran beneficiado de esta situación, creciendo de manera exponencial.
La transformación digital de empresas grandes y pequeñas obligó a innovar en la forma de acercarse al cliente, mejorando su experiencia de compra. Además, cambió la percepción de los consumidores, quienes ahora consideran lo digital como un canal conveniente. Este canal, combinado con el físico, ha generado una experiencia de compra más omnicanal: un modelo híbrido que fluye de lo físico a lo digital y viceversa (O2O, por sus siglas en inglés).
En 2023, el comercio electrónico generó ventas por $658.3 mil millones de pesos, un aumento del 24.6% respecto al año anterior, según la Asociación Mexicana de Venta Online (AMVO, 2024). A decir de este informe, el 95% de quienes utilizan canales digitales terminan comprando. Las categorías más populares son comida, moda y electrónicos. También, los servicios bancarios, suscripciones y pagos de servicios son cada vez más frecuentes en las compras en línea.
A diferencia de Asia, donde el comercio digital se expandió sin necesidad de tarjetas bancarias, en México, las tarjetas de débito y crédito siguen siendo los métodos de pago más utilizados en el comercio electrónico. La flexibilidad en las formas de pago, como el pago contra entrega o con tarjetas de prepago, ha permitido que diferentes tipos de clientes puedan acceder a las compras en línea. Además, la entrega a domicilio ha hecho la experiencia de compra más conveniente y sin fricciones.
¿Qué se espera ahora?
Por un lado, el fenómeno del revenge shopping está en auge, donde los consumidores buscan “recuperar” lo perdido durante las restricciones de la pandemia comprando más. Por otro lado, el modelo de negocio del fast fashion promueve compras frecuentes a precios bajos. Ambas tendencias predominan, incentivando a los consumidores a aprovechar las ofertas y eventos especiales de ventas, tanto físicas como en línea. Sin embargo, los consumidores se están volviendo cada vez más conscientes de la necesidad de comprar solo lo esencial cuando lo necesiten. Además, muestran una preferencia por marcas que se preocupan por el medioambiente y que integran la responsabilidad social en su cultura organizacional.
El fast fashion, basado en la confección rápida de prendas a bajo costo, busca renovar constantemente las tendencias y aumentar las ventas. Sin embargo, varias marcas están adoptando iniciativas para mitigar el impacto ambiental, como contenedores para la reutilización, reciclaje y reducción, las tres R’s, con el fin de disminuir el ciclo de compra y desecho.
En México, la industria de la moda sigue en expansión. Según Kantar (2024), el mercado de moda está creciendo, con las familias mexicanas visitando puntos de venta siete veces al año, gastando en promedio $398 pesos por visita, lo que resulta en un gasto anual promedio de $2,736 por familia.
La Alianza de la ONU para una Moda Sostenible (PROFECO, 2024) ha señalado que la industria textil es responsable del 2% al 8% de las emisiones de gases de efecto invernadero y consume 215 billones de litros de agua al año. Estos datos invitan a reflexionar sobre los efectos del consumo masivo. Un estudio de YouGov Surveys (2023) revela que el 47.5% de los consumidores mexicanos no compran productos que consideran dañinos para el medioambiente.
Cada vez más empresas están demostrando que es posible ser amigables con el medio ambiente, ahorrar y valorar la confección de prendas únicas. Estas marcas utilizan métodos de producción con menor impacto ecológico, promoviendo el auge de la industria de segunda mano, que no solo ha brindado sustento a muchos emprendedores, sino que también fomenta un consumo más consciente y planificado.
Ropa y calzado son una extensión de nuestra personalidad, pero también reflejan nuestras aspiraciones cuando confrontamos nuestros valores con nuestras acciones cotidianas. Es un llamado a una mayor conciencia ecológica y a reducir la ostentación en nuestros hábitos de compra.
* Dra. Sara Isabel García López Legorreta. La autora es profesora adscrita al Centro de Empresas Conscientes del Tecnológico de Monterrey.
Referencias
Mx, A. (2024, septiembre 23). Estudio sobre Venta Online en México – 2024. AMVO | Asociación Mexicana de Venta Online; AMVO. https://www.amvo.org.mx/estudios/estudio-sobre-venta-online-en-mexico-2024-3/
Chavez, A. R. (2023, mayo 31). México: Así defienden al medio ambiente los consumidores.
Yougov.com; YouGov. https://business.yougov.com/es/content/46729-mexico-defienden-medio-ambiente-consumidores
¿Cómo es el consumo de ropa y calzado en México? (s/f). Kantar.com. Recuperado el 10 de octubre de 2024, de https://www.kantar.com/latin-america/inspiracion/moda-belleza-y- lujo/consumo-ropa-y-calzado Procuraduría Federal del Consumidor. (s/f). Adiós a tu ropa, pero con responsabilidad. gob.mx.
Recuperado el 9 de octubre de 2024, de https://www.gob.mx/profeco/documentos/adios-a-tu-ropa-pero-con-responsabilidad?state=published