En la suite presidencial del Hotel del Prado en Reforma, James Brown abrió la puerta en la madrugada del viernes 26 de marzo de 1976. Ese día, el icónico músico fue entrevistado por dos jóvenes periodistas de alrededor de 20 años.
Durante esta sesión, James Brown reveló diferentes aspectos como su fe en Dios y sus ideales que se ven reflejados en muchos temas; también mencionó que su principal intención en la música era levantar el ánimo de las personas aunque sufrieran la discriminación predominante en Estados Unidos.
De acuerdo con la nota del periodista Roberto Ponce, la oportunidad del encuentro con el “Rey del Funk” se presentó cuando llegó a México para dar tres presentaciones que se realizarían en el mismo hotel debido a que “las autoridades no habían permitido ni un concierto en el Auditorio Nacional”.
La entrevista al “Rey del Funk”
Los responsables de la entrevista fueron Roberto Diego Ortega y Roberto Ponce, quienes iban acompañados por David Ricardo como fotógrafo. Con esta sesión de preguntas al cantante hicieron dos notas, la primera fue titulada “Entrevista al gran James Brown” y la segunda fue “James Brown, Roberto D. Ortega y yo”.
Ponce trabajaba para la revista “Yo”, misma que era dirigida por Vicente Ortega Colunga, padre de Roberto Diego Ortega que era el jefe de redacción de esa publicación “para hombres”.
De acuerdo con la nota de Roberto Ponce, Roberto Diego, su amigo, era unos días menor y estudiaba en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, su gusto por la música lo motivó a unirse a él para entrevistar juntos a Guadalupe Trigo y después lo acompañó aquella noche para conocer a una de las estrellas más importantes de la música: James Brown.
Aunque el cantante titubeó un poco al ver que más de una persona había llegado a su habitación, al final aceptó y les permitió realizar la entrevista.
Según lo señalado por Ponce, el afamado músico fue contratado por el empresario René León y sus tres presentaciones serían junto a “Los JB’s”, que era el grupo musical con el que siempre ofrecía conciertos, contaba con la participación de un cuerpo de baile y también estaría presente el saxofonista “Maceo Parker”, conocido por trabajar con el grupo Parliament-Funkadelic en la década de 1970 y más recientemente con Prince.
Ponce realizó la entrevista en inglés, tradujo a sus compañeros lo que decía el cantante y abarcó temas diferentes que iban desde sus gustos musicales hasta las creencias, pasatiempos o la motivación que lo llevó a escribir “Di fuerte: soy negro y estoy orgulloso”.
“Debes recordar que Estados Unidos estaba dividida por cuestiones racistas por discriminación contra los ‘negros’ sobre todo en el sur, y por ello, en lugar de cantar algo para lamentar nuestras desdichas sociales y de color, decidí gritar algo que levantara el ánimo, para hacernos sentir nuestro orgullo por ser ‘negro’ y ya ves, ahora los negros no tenemos que preocuparnos por tomar el sol. Tenemos la piel bronceada todo el año chicanos y ‘negros’” dijo el rey del funk a Ponce.
Luego de que le preguntara si consideraba que la música era un buen medio para expresar ideas políticas, el cantante de funk y soul mencionó que al decirle a la gente lo que pasa al mismo tiempo que se le entretiene, “las palabras comienzan a llegar a su mente, empiezan a vivirlas”.
También dijo que su lucha era la misma que la de los chicanos, por lo que los consideraba sus hermanos y señaló que necesitaba existir unión para conseguir un poder político importante con el que pudieran votar por quienes desearan.
“Si encumbramos a alguno de los nuestros, de nuestra raza, él puede comprendernos mejor que los blancos”, afirmó durante la entrevista.
El galardón que recibió James Brown
Además de considerar la música como una herramienta para mejorar la vida de las comunidades afroamericanas e hispanas, James Brown fue reconocido por reducir las tensiones raciales luego del asesinato de Martin Luther King enfocándose en la paz y la justicia social.
Este acto hizo que el presidente Lyndon B. Johnson lo condecorara con la medalla al mérito humanista y el cantante mencionó al periodista: “yo entendí a mis hermanos y hermanas negros mejor de lo que ellos se entendían a sí mismos. El camino está en la mente, no en la violencia. Después del asesinato de Luther King los negros comenzaron a exaltarse pero yo sé que la violencia sólo aleja aquello que uno desea conseguir y fue por eso que monté varios shows musicales en la televisión”.
Con esto, la música se convirtió en una herramienta con la que James Brown hacía bailar a la gente, transmitía sus ideales y a su vez reivindicaba algunos actos de su país, pues en palabras del propio artista “Estados Unidos no siempre tiene la razón pero es mi país así que nunca voy a tener miedo de manifestar cuando se equivoca. Prefiero morir de pie que vivir de rodillas.”
El lado violento que opacó su brillo
James Brown tuvo múltiples episodios que empañaron su carrera como acusaciones por violencia familiar, abuso e incluso violación.
De acuerdo con una nota del diario El País, en la década de 1980 recibió denuncias por violencia familiar de parte de su tercera esposa llamada Adrianne Rodriguez, quien hizo que lo arrestaran en múltiples ocasiones entre 1986 y 1995, cuando fue internada, luego de que el cantante la golpeara con un caño y le disparara a su auto mientras herida se alejaba de casa.
En 1998, Mary Simmons alegó que Brown la mantuvo cautiva durante tres días, Lisa Rushton, quien perdió su trabajo en el coro por no aceptar las demandas sexuales del cantante, y Lisa Agbalaya presentaron denuncias por intentos de abuso sexual y acoso laboral, pero los tres casos fueron desestimados.
Tomi Rae Hynie, su última esposa, también lo denunció en 2004 por empujarla y golpearla. Aunque el cantante admitió haberla agredido, nunca cumplió condena alguna por estos actos y tiempo después, su hija Yamma Brown escribiría el libro “Cold Sweat: My Father James Brown and Me” (Escalofrío: Mi padre James Brown y yo), donde habla de la violencia que ejerció sobre su madre.
En 2005, la publicista Jacque Hollander acusó a James Brown de haberla violado a punta de escopeta en 1988, pero su denuncia también fue desestimada y justificaron esta acción como ilegítima porque ya había transcurrido mucho tiempo desde el incidente