La captura de Cristian Fernando Gutiérrez Ochoa, alias ‘El Guacho’, uno de los líderes del Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG) y yerno de su máximo dirigente, Nemesio Oseguera Cervantes, alias “El Mencho”, ha expuesto nuevamente la estrategia de fingir muertes entre los narcotraficantes mexicanos para eludir a la justicia.
El 19 de noviembre, Cristian Gutiérrez Ochoa fue arrestado en Riverside, California, mientras vivía en una residencia de lujo financiada con recursos provenientes de actividades ilícitas. Las autoridades lo señalan como responsable del tráfico de cerca de 40 toneladas de metanfetaminas y dos toneladas de cocaína hacia Estados Unidos. Asimismo, se le vincula con el secuestro de dos elementos de la Marina mexicana en noviembre de 2021, presuntamente en represalia por la detención de Rosalinda González Valencia, esposa de “El Mencho”.
Según el Departamento de Justicia de Estados Unidos, Gutiérrez Ochoa fingió su muerte con ayuda de “El Mencho”, quien difundió rumores de que lo había asesinado por haberle mentido, lo que permitió al capo infiltrarse en territorio estadounidense bajo una identidad falsa.
El detenido enfrenta cargos por tráfico de drogas y lavado de dinero, delitos que habría cometido como uno de los principales operadores del CJNG.
El caso de Gutiérrez-Ochoa no es único. A lo largo de los años, varios líderes del narcotráfico mexicano han utilizado tácticas de simular sus muertes para mantenerse operando en las sombras o desaparecer definitivamente. Estos son otros famosos casos.
Las dos muertes de Nazario Moreno
Nazario Moreno González, conocido como “El Chayo”, “El Doctor” o “El Más Loco”, es uno de los personajes más emblemáticos y controvertidos en la historia del narcotráfico mexicano. Fundador de La Familia Michoacana, cultivó un aura de líder espiritual entre sus seguidores, utilizando una mezcla de predicaciones religiosas y manuales ideológicos que promovían códigos de conducta estrictos en sus organizaciones.
El 9 de diciembre de 2010, durante el gobierno del presidente Felipe Calderón, las autoridades mexicanas anunciaron que Nazario Moreno había muerto en un enfrentamiento armado en Michoacán. Según esta versión oficial, su cuerpo habría sido llevado por miembros de su organización tras el enfrentamiento. Sin embargo, la ausencia de pruebas concluyentes dejó abierta la puerta a especulaciones sobre su verdadera suerte.
En ese momento, Alejandro Poiré, vocero de seguridad del gobierno, aseguró que Moreno había caído en combate y lo calificó como un golpe contundente al liderazgo del narcotráfico en Michoacán. No obstante, algunos reportes en la región y análisis de expertos cuestionaron la veracidad de la versión oficial.
En los años siguientes a su supuesta muerte, Nazario Moreno no solo continuó operando, sino que consolidó el crecimiento de Los Caballeros Templarios, un cártel que combinaba actividades criminales con un discurso ideológico basado en enseñanzas religiosas y de autoayuda. Moreno utilizaba su carisma y habilidades de persuasión para adoctrinar a sicarios y comunidades en Michoacán, presentándose como un salvador y líder moral.
Bajo su mando, el cártel desarrolló una estructura única que incluía códigos de conducta estrictos para sus miembros, como la prohibición de consumir drogas o atacar a civiles. Su influencia se extendió más allá del narcotráfico, al controlar sectores económicos como la producción de aguacate y limón en la región de Tierra Caliente, obligando a productores locales a pagar cuotas.
En estos años, su figura adquirió tintes de santidad entre algunos de sus seguidores. En ciertas comunidades de Michoacán, se levantaron capillas e imágenes en su honor, alimentando el mito de “El Más Loco” como un santo protector.
Sin embargo, el 9 de marzo de 2014, durante un operativo militar en Tumbiscatío, Michoacán, las fuerzas de seguridad mexicanas finalmente abatieron a Nazario Moreno en un enfrentamiento armado. Las autoridades confirmaron su identidad al 100% mediante pruebas forenses, poniendo fin a los rumores sobre su supuesta inmortalidad.
La muerte de Moreno fue un golpe simbólico para Los Caballeros Templarios, que habían construido su ideología y estructura en torno a su liderazgo. Sin embargo, el cártel continuó operando bajo figuras como Servando Gómez, alias “La Tuta”, aunque con una capacidad operativa disminuida tras la caída de su fundador.
El Lazca, el capo que murió 3 veces
Heriberto Lazcano Lazcano, conocido como “El Lazca” o “El Verdugo”, fue uno de los líderes más temidos y violentos del narcotráfico en México. Como cabecilla de Los Zetas, una organización criminal conocida por sus tácticas brutales y militares, dejó una huella imborrable en la historia del crimen organizado. Sin embargo, su vida y muerte han estado envueltas en el misterio, con al menos tres ocasiones en las que las autoridades aseguraron su fallecimiento.
La primera vez que se reportó su muerte fue en 2007, durante un enfrentamiento con las fuerzas armadas mexicanas. Según informes iniciales, Lazcano habría sido abatido por militares, pero rápidamente surgieron dudas sobre la veracidad de esta versión. No se presentaron pruebas concluyentes, y los rumores de que seguía vivo comenzaron a circular.
En 2011, las autoridades mexicanas volvieron a afirmar que “El Lazca” había muerto, esta vez en un operativo en el norte del país. Sin embargo, al igual que en 2007, no se mostró evidencia sólida, y el capo continuó apareciendo en reportes de inteligencia como líder activo de Los Zetas.
El 7 de octubre de 2012, la Marina de México aseguró que Heriberto Lazcano había sido abatido en un enfrentamiento en Progreso, Coahuila. Según el reporte oficial, elementos de la Marina localizaron a “El Lazca” junto con otro presunto delincuente tras recibir información sobre actividades sospechosas en la zona. En el enfrentamiento, ambos murieron, y las autoridades realizaron pruebas forenses para identificar al líder de Los Zetas.
Aunque esta vez las autoridades presentaron evidencias más detalladas, como la confirmación de identidad mediante huellas dactilares, el cuerpo de Lazcano fue entregado rápidamente a supuestos familiares. Posteriormente, el cadáver fue robado de la funeraria en la que se encontraba por hombres armados, lo que desató nuevas teorías sobre si realmente había muerto.
Las dudas sobre Amado Carrillo Fuentes
La historia del mítico Amado Carrillo Fuentes, conocido como “El Señor de los Cielos”, sigue siendo uno de los misterios más grandes del narcotráfico.
Líder del Cártel de Juárez, su apodo se originó por la flota de aviones Boeing 727 que utilizaba para transportar grandes cargamentos de cocaína desde Colombia hacia Estados Unidos. Su poder y fortuna, estimada en cientos de millones de dólares semanales, lo convirtieron en una figura temida y admirada, pero también en el blanco principal de las autoridades mexicanas y estadounidenses.
A principios de 1997, Carrillo Fuentes enfrentaba una creciente presión por parte de las autoridades de México y Estados Unidos. Además de ser perseguido por la DEA, había perdido a su principal protector, el general José de Jesús Gutiérrez Rebollo, quien fue arrestado por corrupción. Esta captura debilitó la protección que el capo tenía dentro de las instituciones mexicanas.
Consciente de que su rostro era conocido por las autoridades, Carrillo Fuentes decidió someterse a una cirugía estética para cambiar sus facciones. El 3 de julio de 1997 ingresó al Hospital Santa Mónica, en la Ciudad de México, bajo el nombre falso de Antonio Flores Montes. La intervención, que incluía una liposucción y un cambio facial, se prolongó durante varias horas.
Según la versión oficial, Carrillo Fuentes murió horas después de la operación debido a complicaciones relacionadas con un paro cardíaco. Las autoridades mexicanas aseguraron haber realizado pruebas para identificar su cuerpo, pero estas pruebas no lograron disipar por completo las dudas sobre su muerte.
El cadáver fue trasladado a Sinaloa, su estado natal, y poco después comenzaron a surgir inconsistencias en la versión oficial. Informes forenses señalaban que el cuerpo no presentaba dos marcas distintivas del capo: un lunar en la espalda y una cicatriz en una de sus extremidades. Estas ausencias alimentaron la teoría de que el cuerpo presentado no era el de Carrillo Fuentes.
Diversas teorías han circulado desde entonces sobre lo que realmente ocurrió con “El Señor de los Cielos”. Una de ellas sugiere que la muerte fue un montaje planeado para permitirle escapar del cerco de las autoridades y vivir en el anonimato. Según esta versión, Carrillo Fuentes habría sobornado a los médicos y a funcionarios involucrados en su “deceso” para fabricar su desaparición.
Otra teoría afirma que el capo fue asesinado durante la cirugía, ya sea por agentes encubiertos o por miembros de organizaciones rivales que lograron infiltrarse en el hospital. Incluso hay quienes sostienen que Carrillo Fuentes continúa vivo, residiendo en algún lugar de Sudamérica, protegido por su inmensa fortuna y una red de aliados leales.