La fotografía da la posibilidad de conocer más el mundo que nos rodea, ya sea registrando estructuras arquitectónicas, animales, paisajes o personas que se convierten en protagonistas, nos acercan a un momento impregnado de sentido artístico.
En medio de la monotonía, la imagen de un rincón de México puede servir de esparcimiento, para aliviar la vista y conocer un detalle nuevo que podría servir para lucirse en reuniones.
Esta fotografía nos invita a reflexionar sobre la grandeza de la creatividad humana y la belleza de lo que se encuentra en el país. Sin más dilación, a continuación está la imagen del día, proporcionada por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
114 años de la Revolución Mexicana: Un legado de transformación
El 20 de noviembre de 1910 marcó el inicio de un periodo clave en la historia de México. La Revolución Mexicana, liderada por figuras como Francisco I. Madero, Emiliano Zapata y Francisco Villa, buscó responder a las condiciones del régimen de Porfirio Díaz, con el propósito de sentar las bases para un país más justo, sustentado en principios de democracia y equidad social
Este periodo histórico impulsó transformaciones profundas que moldearon al México actual, como la justicia social y la reforma agraria, el reconocimiento de los derechos laborales, el acceso a la educación pública y la defensa de la libertad de expresión.
De aquella lucha emergió la Constitución de 1917, la carta magna que rige y garantiza, hasta el día de hoy el devenir, legislativo de nuestro país. A más de un siglo de distancia, el legado de la Revolución sigue vivo, inspirando a nuevas generaciones a trabajar por un país más justo y equitativo.
El Monumento a la Revolución, que hoy forma parte indisoluble del paisaje de la Ciudad de México, es un recordatorio tangible de la lucha, los ideales y las reformas surgidas de este movimiento social que se extendió durante una década.
Cómo ocurrió la Revolución Mexicana
El 17 de febrero de 1917 marcó el inicio de la redacción de la Constitución de Querétaro, un documento que se convertiría en la Carta Magna de México y que incorporó muchos de los principios que motivaron la Revolución Mexicana. Este proceso constitucional fue el resultado de años de conflicto que comenzaron con el llamado a las armas de Francisco I. Madero el 20 de noviembre de 1910, según un plan que desconocía al gobierno de Porfirio Díaz.
La Revolución Mexicana se inició con levantamientos en el norte del país, y tras la toma de Ciudad Juárez, Porfirio Díaz renunció el 25 de mayo de 1911. Madero logró ser electo presidente, pero su mandato fue interrumpido durante la Decena Trágica, un golpe de estado que tuvo lugar del 9 al 18 de febrero de 1913, y que culminó con su asesinato y el de su vicepresidente, José María Pino Suárez.
Posteriormente, Venustiano Carranza, entonces gobernador de Coahuila, desconoció el gobierno de Victoriano Huerta, quien había asumido el poder tras el golpe. Carranza convocó al Ejército Constitucionalista para enfrentarlo, y tras la toma de Zacatecas, Huerta renunció el 15 de julio de 1914 y huyó del país. Ese mismo día, el ejército constitucionalista entró en la Ciudad de México.
Sin embargo, el triunfo de Carranza no significó el fin del conflicto. Surgieron tensiones con los líderes de la División del Norte, comandada por el General Francisco Villa, y del Ejército del Libertador del Sur, liderado por Emiliano Zapata. Estas diferencias extendieron el conflicto por cinco años más, hasta que finalmente se logró la estabilidad necesaria para redactar la nueva constitución.
La Revolución Mexicana fue un periodo de transformación profunda en el país, que buscaba establecer un nuevo orden político y social. La Constitución de 1917, que sigue vigente, reflejó muchas de las demandas de justicia social y reforma agraria que impulsaron a los revolucionarios. Este documento se convirtió en un símbolo de los cambios que se buscaban en México, marcando un antes y un después en la historia del país.