La Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) declaró la constitucionalidad de la condena impuesta a Benjamín “N” por el asesinato de dos perros rescatistas de la Cruz Roja en Querétaro, llamados Athos y Tango, quienes fueron envenedados en 2021.
Esta decisión fue determinada luego de que Benjamín “N” solicitara un juicio de amparo que fue aceptado al considerar que la agravante de “utilización de métodos crueles” vulnera la prohibición de imponer una doble pena por el mismo hecho, regulado por el artículo 23 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.
Sin embargo, este 1 de noviembre la Primera Sala de la SCJN revocó el amparo y concluyó que la imposición de una pena mayor en el delito cometido por Benjamín “N” es constitucional debido a la utilización de métodos crueles, ya que no solo aumentan el sufrimiento físico y psicológico del animal, sino que también degrada su dignidad.
A partir de lo anterior, la SCJN devolvió el asunto al Tribunal Colegiado del conocimiento para que, a partir de esta decisión, dicte la determinación que proceda.
Cabe recordar que en agosto de 2022 Benjamín “N” fue sentenciado a 10 años y seis meses de prisión por envenenar a tres perros rescatistas con salchichas contaminadas con alcaloide, de los cuales dos, Athos y Tango, fallecieron.
Este caso fue de suma importancia en 2022 debido a que se trató del primer juicio penal por maltrato animal en México.
Así fue el envenenamiento de los perros rescatistas
Tanto Athos como Tango eran parte del equipo de la Cruz Roja de Querétaro, quienes se encontraban bajo el cuidado del entrenador Édgar Muñoz y vivían con él esa ciudad.
El 13 de junio de 2021, según se determinó, Benjamín “N” arrojó salchicas envenenadas con alcaloides y organofosforados a la calle en la que solían caminar los canes, por lo que las ingirieron.
Como resultado de la acción del responsable, Athos y Tango fallecieron, mientras que Balam, hijo de Athos, fue hospitalizado de emergencia y logró salvarse.
Según se reportó, Benjamín “N” ya había realizado amenazas al entrenador Muñoz debido a que le disgustaba la presencia de los perros en el sitio, quien también aseguró que no los controlaba como era debido.
Finalmente, se le dio una condena de 10 años y seis meses de cárcel en Querétaro por el asesinato de ambos canes con el uso de métodos crueles.