Día del Cepillo de Dientes, ¿Por qué se celebra el 1 de noviembre?

Las enfermedades bucodentales son algunas de las principales causas de dolor, molestias, deformaciones e incluso fallecimientos en muchos países aún cuando en su mayoría son prevenibles, lo que supone una falta de atención grave en el cuidado dental.

De acuerdo con la nota Salud bucodental de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), se estima que estos padecimientos afectan a casi 3 mil 500 millones de personas y según el estudio sobre la carga mundial de morbilidad de 2019 citado por la ONU, las caries dentales no tratadas en dientes permanentes son el trastorno de salud más frecuente.

Un buen cepillado de dientes puede ayudar a prevenir la gingivitis e incluso enfermedades cardiovasculares o la diabetes.

En 2003 la Campaña Healthy Mouths (Bocas saludables) estableció que el 1 de noviembre sería el Día Nacional del Cepillo de Dientes con la finalidad de promover la importancia de la higiene dental de los niños y contribuir a los buenos hábitos de cepillado de dientes.

De acuerdo con el sitio oficial de Smile Habits (Hábitos sonrientes), un programa de salud bucal local del condado de Orange ubicado en California, Estados Unidos, “la campaña alienta a los padres a cerciorarse de que sus hijos se cepillen los dientes durante dos minutos, dos veces al día.”

A partir de esta idea desarrollaron e implementaron algunos métodos para enseñar a los niños un cepillado adecuado como por ejemplo cantar o tararear una canción que dure aproximadamente un par de minutos.

También señala que esta fecha se creó para recordar a los padres la importancia de hacerse un espacio en el que ayuden al niño a cepillarse los dientes diario alentándolos a que después de cada comida y refrigerio mantengan su boca limpia.

De acuerdo con el Ilustre Colegio Oficial de Odontólogos y Estomatólogos de Valencia, el origen del cepillo de dientes data de 1498 aunque el más similar al que conocemos hoy en día se originó en 1938.

El invento consistía en “un mango de hueso al que se le habían cosido cerdas extraídas de porcinos originarios de zonas frías ya que estas eran más duras”.

La creación llegó a diferentes partes gracias a los mercaderes que viajaban por diferentes rutas comerciales y arribó hasta Europa, sólo que no fue bien recibido por la dureza que tenían las cerdas, lo que fue el principal motivo para que se utilizara hasta el siglo XVII con pelaje de caballo debido a que es más blando.

El uso de este objeto sólo podían costearlo las personas que pertenecían a la clase alta, pues su valor era demasiado elevado y hasta el siglo XX se implementaron las cerdas artificiales con el descubrimiento del nylon debido a que Louis Pasteur decía que las fibras naturales transmitían bacterias y eran poco higiénicas además de que causaban heridas por su dureza.

Entre las ventajas de esta invención destacaba que el cepillo secaba rápidamente, lo que resolvía uno de los problemas de bacterias por humedad y con ello también se erradicó el riesgo de infección.

Al mismo tiempo el material hacía que fuera duro y flexible, por lo que su uso era más agradable, incluso efectivo pero en un principio también era demasiado rígido y en algunas ocasiones también producía heridas.

Fue hasta 1950 que se fabricó un cepillo más blando y en 1961 apareció el primer cepillo eléctrico. Desde entonces el invento no ha sufrido grandes cambios más que algunas mejoras de diseño.