En qué se parecen la nueva novia de Peso Pluma y Emma Coronel

Desde que Peso Pluma, reconocido por sus exitosos corridos tumbados, reveló la relación con una nueva figura en su vida, las redes sociales se inundaron de comentarios y especulaciones.

Las conversaciones no solo se centran en su apariencia y actitud, sino también en la intrigante conexión familiar que se le atribuye. Diana Esparragoza, una influencer mexicana de 26 años, ha capturado la atención mediática no sólo por su presencia junto al cantante, sino por el supuesto parentesco con uno de los fundadores del Cártel de Sinaloa, Juan José Esparragoza Moreno, conocido como “El Azul”.

A través de sus redes sociales, Esparragoza exhibe un estilo de vida marcado por el lujo y la opulencia, lo que alimenta más la curiosidad del público por encontrar paralelismos con Emma Coronel, quien también es conocida por ser la última pareja de Joaquín “El Chapo” Guzmán.

Estos elementos han generado un debate sobre las coincidencias y diferencias entre ambas mujeres, destacando cómo, más allá de sus vínculos con figuras poderosas del narco, han logrado destacar por sí mismas en el centro de atención pública.

Emma Coronel y Diana Rosalía Esparragoza comparten detalles sobre su apariencia “buchona” que han capturado el interés de sus seguidores.

Ambas poseen una apariencia que fácilmente se roba las miradas: cabello largo y rubio, ojos rasgados que realzan una expresión enigmática, pómulos prominentes, labios gruesos y una nariz respingada, complementados por una figura alta y estilizada que luce sus curvas con ropa ajustada.

Aparte de sus físicos, el estilo de vida que proyectan y la forma en que manejan sus redes sociales las han consolidado como íconos de la moda y del lujo. A través de Instagram y TikTok, ambas comparten detalles de su día a día, pero siempre en escenarios de ensueño.

Esparragoza, con 63 mil seguidores en TikTok y 199 mil en Instagram (donde su cuenta es privada), se muestra disfrutando de viajes a lugares como París, Dubái y España, mientras viste conjuntos de alta costura y presume accesorios exclusivos de marcas como Cartier y Hermès.

Por otro lado, Emma Coronel, quien cuenta con 296 mil seguidores en Instagram, comparte su incursión en eventos de alto perfil, como el Milan Fashion Week, donde ha sido vista modelando para marcas de prestigio.

Además de estas apariciones, su feed está lleno de looks cuidadosamente seleccionados, mostrando un estilo personal que ha sido clave para construir su marca personal en redes. Ambas influencers reflejan una vida de lujos y detalles cuidadosamente seleccionados, proyectando una imagen que mezcla moda, viajes y exclusividad.

Este término de origen coloquial se emplea para describir a alguien que exhibe de manera ostentosa sus logros, riqueza o estatus social, según el artículo académico titulado “Buchones y culturas juveniles: una reflexión desde la etnografía del narcotráfico en México” de la revista Estudios Sociológicos. Se vincula frecuentemente con comportamientos extravagantes y llamativos que buscan causar impresión en los demás.

Las mujeres asociadas con la narcocultura mexicana, especialmente aquellas vinculadas al narcotráfico, suelen encarnar una feminidad muy marcada y estereotipada.

Según la tesis La feminidad buchona del Colegio de la Frontera Norte de Conahcyt, este tipo de mujer, conocida popularmente como “buchona”, es identificable por su estética llamativa, la cual muchas veces logra mediante cirugías plásticas para acercarse a un ideal de belleza que incluye senos y glúteos grandes, cintura delgada y una figura voluptuosa en general.

La cultura buchona no sólo implica una apariencia física sino también un estilo de vida donde el lujo y las marcas de prestigio juegan un papel fundamental. Este consumo de lujo y glamour se muestra constantemente en su forma de vestir y en sus redes sociales, proyectando una imagen de opulencia.

Aunque viven en un entorno donde la figura masculina tiene una gran influencia, las buchonas han encontrado maneras de tener cierto poder e independencia.

A menudo, se asocian con la figura de la “mujer cabrona”, mujer que, aunque desafía algunas normas de sumisión tradicional, aún sigue parámetros de una relación heterosexual. Este rol refuerza una narrativa de independencia económica y emocional, pero manteniendo algunas estructuras tradicionales de género.