Matilde Petra Montoya Lafragua, nacida el 14 de marzo de 1857 en la Ciudad de México, es reconocida como la primera mujer en obtener el título de médica en México.
Su vida y carrera fueron una constante lucha contra las barreras de género en un contexto social que restringía el acceso de las mujeres a la educación y a las profesiones científicas.
Desde joven, Matilde mostró un profundo interés en las ciencias y, en particular, en el bienestar de las personas, lo que la llevó a embarcarse en un camino lleno de desafíos y logros.
Su primera incursión en el ámbito de la salud fue como partera, una profesión tradicionalmente ocupada por mujeres en aquella época. A los 16 años, se graduó como partera, comenzando así una carrera que le permitió obtener experiencia práctica en la atención médica, principalmente enfocada en el cuidado de las mujeres durante el embarazo y el parto. Sin embargo, Matilde no se conformó con este título y pronto comenzó a aspirar a algo más: convertirse en médica.
Rompe estereotipos
El camino para lograr este objetivo no fue fácil. En una época en la que las mujeres tenían pocas oportunidades educativas formales y menos aún en campos como la medicina, Matilde Montoya enfrentó innumerables obstáculos.
Su solicitud de ingreso a la Escuela Nacional de Medicina generó gran controversia, encontrando resistencia tanto de profesores como de colegas masculinos que no veían con buenos ojos la inclusión de mujeres en su profesión. Sin embargo, su perseverancia y dedicación la llevaron a continuar sus estudios, y con el apoyo del presidente Porfirio Díaz, quien intervino en su favor, logró presentar su examen profesional.
En 1887, Matilde Montoya se graduó como médica, rompiendo un techo de cristal y abriendo el camino para que otras mujeres siguieran sus pasos en el ámbito de la medicina. Su logro fue un punto de inflexión en la lucha por los derechos de las mujeres en México, demostrando que eran capaces de desempeñarse en profesiones científicas al más alto nivel.
Además de su práctica médica, Montoya fue una activa defensora de la educación de las mujeres y del acceso a la salud para las más necesitadas. A lo largo de su vida, se mantuvo comprometida con la causa de mejorar la situación de las mujeres en la sociedad, utilizando su posición para promover cambios significativos en el ámbito educativo y profesional.
Su legado es recordado como un ejemplo de determinación, valentía y lucha por la igualdad de género en un contexto adverso. Matilde Montoya dejó una huella imborrable en la historia de la medicina en México, convirtiéndose en un referente para las generaciones de médicas que la sucedieron.