Hace 31 años, el Estadio Azteca, ubicado en la zona sur de la Ciudad de México, fue el recinto en el que Michael Jackson se presentó por primera vez en tierra azteca.
Sin embargo, una situación pondría en riesgo el que sería su primer concierto en México: un fuerte dolor de muelas lo obligó a visitar a un endodoncista que después de una revisión exhaustiva tuvo que tomar una decisión crucial.
Esa decisión desencadenó uno de los grandes misterios que dejó la visita del “Rey del Pop” a la capital mexicana.
La llamada que empezó todo
A finales de octubre de 1993, el endodoncista Guillermo Huber Sneider se estaba bañando, minutos después su esposa le dio un mensaje que, pensó, se trataba de una broma:
“Oye, te habla Lupita, la que nos hace la limpieza… Me dice que quieren que veas al señor Michael Jackson, que tiene mucho dolor de muelas”.
Minutos después volvieron a llamar y ya con teléfono en mano, un representante de la empresa Televisa se encargó de explicarle de qué se trataba y quién lo había recomendado: dos semanas antes la esposa de un miembro de la asociación llamada “Canto Nuevo” había acudido a su consultorio y al enterarse de que Michael Jackson tenía dolor de muelas no dudó en mencionar su nombre.
“Cuando me dieron esa información tan clara, tan específica dije ´Ah caray, entonces es cierto´. Cuando llegué al consultorio, Michael ya estaba ahí”, mencionó para Infobae.
El rey del pop, su muela y las revistas infantiles
Michael Jackson ingresó ese mismo día al edificio, ingresó por el sótano y subió en un elevador exclusivo para evitar que la gente lo viera. Cuando Huber llegó, el cantante ya estaba en el operatorio uno. El endodoncista relata que le impactó ver de frente aquella figura que solía aparecer en revistas y televisión.
“Traía una camisa roja con temas militares. Me acuerdo que traía un curita en la nariz porque se la operó varias veces y era muy pequeña. Se la habían achicado mucho, pero era muy frágil.”
El color de piel del cantante llamó su atención porque lucía diferente: “Me dijo su doctor general que Michael modificó un poco su melanina para que su piel fuera más blanca y se veía una tez diferente a la de nosotros… como modificada. Como que le habían hecho algo para blanquearlo de alguna manera”.
También recordó al cantante como “una gente asexual. Haz de cuenta que estabas hablando con un niño de 11 o 12 años. De lo más blanco, ingenuo… Era una gente muy frágil, diría yo”.
Según Huber, Michael estaba muy preocupado por los medios de comunicación y paparazzi y pidió que cerraran las persianas. El consultorio, ubicado en la exclusiva avenida de Paseo de las Palmas, en Chapultepec, está en el cuarto nivel de un edificio con más de 15 pisos.
“Michael, aquí en México no somos tan altos. ¿Quién te va a ver?”, bromeó Huber Sneider.
El cantante le respondió que los reporteros podían llegar en un helicóptero por lo que cerraron las persianas y posteriormente comentó que le daban miedo los dentistas.
Tras confesar su temor, el artista preguntó por revistas infantiles y mencionó que era lo único que lo calmaba porque no tuvo una infancia natural, normal, como todos los niños.
“Extraño mucho el no haber jugado y no haber participado en escuelas y tener los amigos que normalmente tienen los niños”, recuerda el endodoncista que fueron las palabras del cantante.
Huber mandó a su asistente a la tienda Sanborns, una famosas cadena propiedad del empresario Carlos Slim, que se encuentra a unos metros del consultorio a comprar revistas de juguetes, cosas de bebé, etc. Minutos después llegó y se las ofreció a Michael, lo que ayudó a que siguiera el proceso médico con tranquilidad.
Al comenzar con la revisión dental, Sneider se percató de que el molar inferior izquierdo tenía una caries profunda, por lo que era necesaria una endodoncia. Aunque intentó salvar la muela ya había perdido un poco de hueso, “tenía las encías inflamadas y siempre habría posibilidad de que tuviera un absceso periodontal, es decir, absceso de encías, por lo que se tomó la decisión más práctica para el paciente: sacar esa pieza”.
Contactó al Vicente Bermúdez, cirujano maxilofacial, le apartaron al Rey del Pop un lugar en un hospital privado al oriente de la capital, donde fue atendido en la suite presidencial; en una mañana le extrajeron la muela bajo anestesia general.
Tras la extracción de la pieza nació uno de los misterios más grandes que rodean a la visita del cantante a México: Guillermo Huber quiso conservar el molar de Michael Jackson pero…
“Quise guardar la muela, pero yo creo que una enfermera se quedó con ella porque cuando pregunté dónde quedó ‘no sé. No sé. Se ha de haber ido a la basura’, le respondieron quienes habían asistido en el procedimiento y desde entonces no se sabe qué pasó con el molar de Michael Jackson.
La primera y única visita de Michael a México
El Dangerous World Tour arrancó en junio de 1993 en Alemania y terminó con cinco shows en la Ciudad de México. Michael Jackson se presentó el viernes 29 a las 20:00 horas y el sábado 30 de octubre, continuando el domingo 7, martes 9 y jueves 11 de noviembre.
Aunque estas fechas se muestran en diferentes medios, incluido un comercial de Pepsi de 1993 y el sitio oficial del Estadio Azteca, existen fotografías de boletos en internet que muestran las fechas 2 y 3 de noviembre.
Entre las imágenes de internet se puede ver que el precio de los boletos oscilaba entre los 40 y los 375 pesos mexicanos (entre USD 2 y 19 al tipo de cambio actual) que, dependiendo del día y la sección del estadio tenían un color diferente: verde, rojo, café, amarillo y gris.
Después del incidente de la muela reunió a 110 mil personas en cada uno de los eventos y rompió el récord más grande de asistencia a un concierto dentro del Estadio Azteca, superando el medio millón de fanáticos, de acuerdo con la página oficial del recinto.
Durante su visita se encontró con el entonces presidente mexicano, Carlos Salinas de Gortari, en el hoy extinto Hard Rock Café de Ciudad de México, donde se tomó fotos con él y sus tres hijos.
Cuando salió de su estancia en el hospital, 167 niños del orfanato “La niñez mexicana” lo recibieron en el en el mismo sitio. Durante el evento, los niños rompieron una piñata, jugaron a las sillas y al final de la reunión Michael les entregó una bolsa de dulces a cada uno.