Conducir un auto eléctrico era poco probable debido al impacto que tuvieron los vehículos de combustión interna en la industria automotriz pero al día de hoy es posible viajar en coches que no requieren de gasolina para avanzar.
La búsqueda de opciones más sustentables llevó a las compañías a desarrollar alternativas que permitiera a las personas viajar mientras se disminuye el impacto al medio ambiente.
Aunque esta idea lleva gestándose desde hace muchos años atrás, el funcionamiento de los autos no había resultado práctico por diversas razones, así que se abandonó por un tiempo y resurgió en cuanto se solventaron esos huecos funcionales.
Funcionamiento de un auto eléctrico
De acuerdo con el sitio oficial de Hyundai, un auto eléctrico es un vehículo que se mueve gracias a su motor completamente eléctrico. Este “se alimenta de energía que le proporcionan sus baterías pero también es posible recargarlo en la corriente eléctrica, es decir, enchufándolo”.
El sitio oficial de Kia señala que funcionan con “electricidad que es suministrada por baterías recargables” y menciona que una de las diferencias de los coches convencionales radica en que “su transmisión es de una sola velocidad gracias a que su motor ofrece su máxima fuerza a velocidades muy bajas” y además al ser progresivo no necesita embrague ni caja de cambios o múltiples engranajes, por lo que el desgaste mecánico es mínimo ya que apenas cuenta con piezas de desgaste.
Entre las ventajas de conducir un auto eléctrico está el motor que no produce ningún tipo de vibraciones ni produce emisiones que contaminen al medio ambiente mientras se conduce. El ruido que emite es casi nulo, por lo que el viaje también promete ser de lo más cómodo.
Su mantenimiento es reducido y su durabilidad alcanza los 8 años, evitando pagos de matriculación y tienen algunas ventajas fiscales de circulación.
De acuerdo con los Incentivos vigentes para la movilidad eléctrica en la megalópolis del gobierno de México, están exentos del Impuesto sobre Automóviles Nuevos (ISAN) y en el transporte público las inversiones serán deducibles hasta por un monto del 25% del valor total del vehículo nuevo, no pagarán impuesto por tenencia en la CDMX y el Estado de México
Origen del auto eléctrico
Según una publicación de Iberdrola, su origen se remonta a 1828 aproximadamente, cuando Ányos Jedlik inventor e ingeniero húngaro creó el primer motor eléctrico del mundo y este lo utilizó posteriormente en un auto pequeño.
Paralelamente Thomas Davenport construyó en 1834 algo similar que rodaba en una pista circular electrificada pero es Robert Anderson, empresario y químico escocés, a quien generalmente se le relaciona con la creación del auto eléctrico. De acuerdo con la información compartida en el sitio web de BBVA, entre 1832 y 1839 presentó un prototipo de un carruaje tradicional alimentado por celdas eléctricas.
Después de ese acontecimiento se presentaron diversos modelos pero en todos ellos había un problema importante: la duración de la batería. Al no ser recargable, la producción resultaba costosa y poco práctica, por lo que fue hasta 1859 cuando esta alternativa encontró un impulso más fuerte.
Gastón Planté desarrolló con plomo y ácido una opción que permitía a los vehículos no tener que estar conectado a la red permitiendo que se almacenara energía para generar movimiento. Con el paso del tiempo se implementaron diferentes mejoras que aumentaron considerablemente el rendimiento de los vehículos y “fue hasta principios del siglo XX que los taxistas de Nueva York empezaron a utilizarlos”.
Señala Iberdrola que al eliminar el sonido producido por el motor de combustión interna también se logró que el desprendimiento de olor y gases que ensuciaran a los ocupantes ya no existiera, por lo que se convirtieron en los favoritos de la clase alta; su elevado precio impedía que todas las personas tuvieran acceso a ellos.
Su autonomía permitía a las personas cubrir los desplazamientos del día a día y la electricidad llegaba a diferentes partes del mundo, por lo que se facilitaba la recarga de la batería.
Aunque la producción de los vehículos eléctricos alcanzó su punto más álgido en 1912, los autos de combustión interna ganaron terreno debido a que desarrollaron un arranque automático, pues la activación del motor anteriormente se hacía girando una manivela, lo que quitó del camino un proceso tedioso.
Además Henry Ford revolucionó el sector automovilístico en 1908 con un sistema de producción en cadena que abarató el precio final y debido a que la infraestructura de generación y distribución eléctrica era inferior a la actual, los autos eléctricos quedaron en el olvido.