Los esfuerzos del gobierno de Felipe Calderón por hacerle frente al narcotráfico se basaron en una estrategia de militarización en el país que necesitó en sus filas a dos hombres de la confianza del entonces mandatario mexicano; uno de ellos, el procurador Eduardo Medina, el otro, Genaro García Luna, designado secretario de Seguridad Pública y que este 16 de octubre fue sentenciado a más de 38 años de prisión en Estados Unidos por cargos relacionados con narcotráfico.
Ambos funcionarios fueron elegidos por Calderón Hinojosa, afianzando la credibilidad -que el presidente en turno les tenía-con la presentación de una propuesta atractiva en materia de seguridad pública encaminada a los objetivos de Felipe Calderón. La decisión del entonces titular del Ejecutivo fue renovar al cuerpo policial y, para encabezar la corporación, le realizó la encomienda a Genaro García Luna, quien, para ese momento, no alcanzaba ni los 40 años de edad.
En el libro “Las cinco vidas de García Luna” de Guadalupe Correa, se menciona que Felipe Calderón no conocía muy bien a García Luna, pero “muy hábilmente había sabido venderse y darse a conocer como ‘experto en seguridad pública’”, por lo que el entonces presidente no dudó en depositarle su confianza, pese a la existencia de especulaciones sobre los vínculos que tenía con organizaciones criminales dedicadas al narcotráfico.
No obstante, por supuestos que apuntan a que la propuesta del secretario buscaba quitarle atribuciones a la Procuraduría General de la República (PGR) para encomendárselas a la Policía Federal, se suscitó un distanciamiento con el procurador Eduardo Medina; en tanto, García Luna avanzó en una estrategia satisfactoria para la administración de ese tiempo. Con acciones como la transformación de la Policía Federal Preventiva y el incremento del número de efectivos policiales, por mencionar algunas, García Luna se convirtió en el “hijo predilecto” que, aparentemente, colaboraba en la garantía de seguridad pública para la nación.
En el texto de Correa, basado en una entrevista realizada al exsecretario, se reafirma el respaldo que García Luna mostró hacia la estrategia de militarización de Felipe Calderón, asegurando que ésta no comenzó con dicho gobierno y que las muertes que se le atribuyeron se trataron de información “errónea y mal intencionada”. Sin embargo, aseguró que la relación que mantenía con el exmandatario se limitaba a un trato laboral y no a un asunto amistoso.
“Trabajábamos juntos, pero no nos frecuentábamos más allá del trabajo. Calderón es una persona sola, reservada. Él tenía muchos amigos michoacanos, pero en su trabajo era más bien serio y reservado. Es un tipo juicioso, sistemático”, declaró García Luna para la entrevista.
Asimismo, expresó que nunca fue testigo de verlo “borracho”, y que dicho prejuicio fue un invento para afectarlo. No obstante, aunque Genaro García Luna aseguró que no fueron amigos, resaltó que el ex jefe del Ejecutivo se hizo presente en el funeral de su madre y le brindó acompañamiento.
Por otro lado, en días pasados, un comentario de Felipe Calderón fue calificado como “cinismo” por la presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo, pues el expresidente aseguró que durante su sexenio sí se pudo combatir a la delincuencia y al crimen organizado. Tal aseveración la realizó a pocos días de que se dictara la sentencia por vínculos con narcotraficantes a quien, bajo su administración, se desempeñaba como secretario de Seguridad.