Tapachula, una ciudad en la frontera sur de México, se ha convertido en un punto crucial para la migración en el país y según el alcalde Yamil Melgar Bravo, esta localidad de Chiapas concentra el 60% de los migrantes que ingresan desde Centro y Suramérica.
La situación migratoria en Tapachula es comparable a la de Tijuana, en la frontera norte, siendo ambas ciudades los principales puntos de entrada y salida de migrantes en México.
El alcalde subrayó que el fenómeno migratorio no es exclusivo de Tapachula o México, sino que representa una responsabilidad internacional. Además, describió a Tapachula como una ciudad cosmopolita, con comunidades de origen español, alemán, japonés, chino y de muchos otros países, además de recibir a migrantes de El Salvador, Honduras, Nicaragua, Guatemala, Venezuela, Colombia y otras naciones.
Durante la inauguración de una tienda de conveniencia atendida por migrantes, Melgar Bravo destacó la importancia de la inclusión laboral para los extranjeros, asegurando que se les ofrece un empleo seguro y un salario digno. Esta iniciativa busca integrar a los migrantes en la comunidad local, brindándoles oportunidades laborales.
A pesar de una disminución del 66% en las detenciones diarias de migrantes en la frontera con Estados Unidos de diciembre a septiembre, la migración irregular a través de México aumentó un 193% en el primer semestre del año, superando las 712 mil personas, según datos de la Unidad de Política Migratoria.
Melgar Bravo reconoció que los migrantes enfrentan situaciones vulnerables y complejas, y enfatizó la necesidad de sensibilidad y apoyo por parte de las autoridades locales.
Melgar Bravo enfatizó que las autoridades municipales no pueden ser indiferentes ante la situación de los migrantes que carecen de techo, comida y oportunidades laborales. Por ello, se están tomando medidas para abordar estas necesidades y brindar apoyo a quienes llegan a la ciudad en busca de una vida mejor.
Migración aumenta por crisis en Venezuela
El Tapón del Darién, una peligrosa selva en la frontera entre Colombia y Panamá, ha visto un aumento significativo en el número de migrantes que lo cruzan rumbo a Estados Unidos.
Médicos Sin Fronteras (MSF) reanudó la semana pasada sus actividades en la estación de recepción de Lajas Blancas, en el Darién, después de que las autoridades panameñas aprobaran una intervención médica de tres meses.
Este reinicio se produce tras la suspensión de sus servicios en marzo, cuando el gobierno anterior de Panamá argumentó el vencimiento de un acuerdo con el Ministerio de Salud.
En septiembre, más de 25 mil migrantes atravesaron esta región, un incremento del 51% respecto a agosto, según el Ministerio de Seguridad de Panamá. De estos migrantes, más del 80% eran venezolanos, quienes continúan huyendo de su país tras las elecciones presidenciales del 28 de julio de 2024, que han intensificado la represión, según Refugees International.
El informe de Refugees International, compartido con The Associated Press, destaca que más de medio millón de migrantes cruzaron el Darién en 2023, con los venezolanos representando más del 65% de este flujo.
El gobierno del presidente José Raúl Mulino, que asumió el 1 de julio, ha implementado medidas para frenar esta migración, incluyendo el cierre de accesos a la selva con alambre de púas y un programa de repatriación apoyado por Estados Unidos. Sin embargo, este plan no se ha aplicado a los venezolanos debido a la suspensión de relaciones diplomáticas entre Panamá y Venezuela.