En días recientes, los corridos tumbados abarcaron una particular atención en la agenda de seguridad pública, ya que autoridades federales confirmaron que fue gracias a estas composiciones que lograron ubicar y detener a Fernando “P”, alias ‘El Piyi’, jefe de seguridad de Los Chapitos, grupo criminal cuya pugna con Los Mayos ha dejado una cruenta estela de violencia en Sinaloa.
Este subgénero del regional mexicano ha alcanzado, en los últimos años, una popularidad a nivel internacional debido a la fusión de los instrumentos de aire y los requintos de guitarra con elementos de otros géneros, como el rap.
Asimismo, sus principales exponentes difunden en redes sociales una vida de alto poder adquisitivo obtenida mediante las ganancias por sus composiciones que abordan, entre otros temas, el enaltecimiento a líderes del narcotráfico, el consumo de drogas y alcohol y apología de la violencia.
En este contexto, los comités ciudadanos de Seguridad Pública de Sonora y de Hermosillo elaboraron un reporte que recoge múltiples reflexiones y sugerencias ante los efectos que puede tener el consumo, cada vez mayor, de los corridos tumbados.
En el documento, las instancias adscritas al Consejo Estatal de Seguridad Pública identificaron cuatro de los posibles efectos que los corridos tumbados y los narcocorridos pueden tener en la cultura popular:
- Normalización de la violencia: las canciones presentan a la violencia como un medio legítimo para resolver conflictos o alcanzar el éxito.
- Identificación con figuras del narcotráfico: las y los consumidores de esta música pueden desarrollar una afinidad con los personajes glorificados en las canciones, ya que “son presentados como figuras poderosas, valientes y respetadas”.
- Impacto en el comportamiento juvenil: según el documento, la exposición frecuente a estos contenidos puede estar asociada con actitudes que tienden hacia la violencia, el machismo y la ilegalidad.
- Efecto en la percepción de la realidad: el reporte sugiera que las canciones que enaltecen a líderes criminales “pueden distorsionar la percepción que los oyentes tienen sobre la realidad del narcotráfico”, ya que en lugar de percibir las consecuencias de la violencia y el crimen, los corridos tumbados “tienden a ofrecer una visión más atractiva y heroica de estas actividades”.
Frente a esto, los comités ciudadanos consideraron urgente “tomar medidas para abordar la influencia de los corridos tumbados” y llamaron a realizar una reflexión sobre la relación entre estas composiciones y la creciente normalización de la violencia.
Bajo esta narrativa, el reporte incluye cuatro recomendaciones:
- Fortalecer la investigación en el tema: mediante análisis psicológicos que estudien la influencia de la música en las conductas de jóvenes y adolescentes.
- Implementar campañas de prevención: mediante la creación de contenidos educativos que orienten a la juventud para identificar los riesgos de glorificar al crimen organizado, “promoviendo un consumo crítico de medios y plataformas digitales”.
- Regulación y responsabilidad en la industria musical y medios: con medidas como la aplicación de una restricción de edad y advertencias sobre los contenidos. Además, el documento sostiene que sería necesario promover “mensajes positivos y de cambio social”.
- Fomentar una responsabilidad compartida: a través de una colaboración entre la industria musical, las familias, las escuelas y los gobiernos, de manera que existan alternativas culturales que fomenten valores positivos.