Aunque en épocas recientes, la ética podría parecer un simple complemento dentro del mundo empresarial, no hay nada más alejado de la realidad. Tanto la ética, entendida como un sistema de principios, como la integridad, es decir la aplicación de los mismos, juegan un papel fundamental para el éxito y la sostenibilidad de cualquier organización. La razón es sencilla pero poderosa: ambos conceptos juegan un papel vital para prevenir fraudes, corrupción y abusos de confianza.
Sin embargo, para tener mayor claridad sobre la importancia de la integridad como un acompañante fiel en el mejora desempeño del líder y de las organizaciones, es preciso señalar algunos datos contundentes para robustecer la cultura de la integridad.
La Asociación de Certificadores de Fraude (ACFE, por sus siglas en inglés), en su reporte global “Occupational Fraud 2024: A Report to the Nations”, reveló que México encabeza la lista de países en Latinoamérica con la mayor cantidad de fraudes empresariales anuales, registrando un promedio de 29 casos. En comparación, Brasil y Perú reportan 11 y 7 casos anuales, respectivamente.
Aunque estas cifras pueden parecer bajas, las consecuencias económicas son devastadoras. Los fraudes cometidos por directivos en la región representan el 50% de los casos, con pérdidas promedio de 300 mil dólares por incidente, lo que afecta severamente la rentabilidad de las empresas.
El costo de la ‘ausencia’ de integridad
Es esencial para la longevidad y el éxito empresarial. A partir de la experiencia que conlleva implementar mediciones de integridad en las organizaciones, sugiero cuatro estrategias para fortalecer estos elementos en las organizaciones:
- Priorizar la pericia ética: es una combinación de habilidades y mentalidades que permiten a una persona abordar dilemas de integridad de manera eficaz y matizada. Esta competencia no se limita solamente a conocer y seguir normas, sino que implica una comprensión profunda y reflexiva de las situaciones éticas. Los líderes necesitan identificar escenarios posibles de comportamientos inadecuados y saber cómo actuar con una mentalidad crítica, transparente, pero sobre todo, directa.
- Capacitarse para adquirir conocimientos éticos, no sólo para cumplir normas: Las organizaciones deben enfocarse en mejorar las habilidades de pensamiento crítico y la inteligencia emocional de sus colaboradores, más allá del mero cumplimiento de directrices. Simulaciones basadas en escenarios y ejercicios de juego de roles pueden ayudar a los responsables de la toma de decisiones a enfrentar dilemas de poca integridad con diversos grados de ambigüedad.
- Desarrollar mecanismos para compartir conocimientos: fomentar un entorno donde los colaboradores se sientan motivados a desarrollar y compartir sus dudas sobre estos temas es crucial. Programas estructurados de mentoría, pláticas periódicas sobre comportamientos inadecuados -cómo identificarlos y actuar- son de gran utilidad para sensibilizar y facilitar el aprendizaje, porque interviene la observación directa y la interacción.
- Realizar evaluaciones de integridad: aplicar este tipo de evaluaciones tanto en el momento de la contratación como a lo largo de la vida laboral entre el trabajador y la organización, permite a los evaluadores o a los líderes, conocer la capacidad de los trabajadores de apegarse a las normas y saber si son propensos a cometer algún acto de deshonestidad en el trabajo.
Una vez que las personas son contratadas, anualmente realizar una evaluación para identificar si ha cambiado su percepción sobre integridad y si se justificaría alguna falta. Las pruebas son tanto para directores como para cualquier otro colaborador.
La responsabilidad de construir una empresa ética y tener líderes íntegros recae en todos los niveles. Sólo así podremos crear entornos laborales justos, transparentes y productivos, que beneficien tanto a las empresas como a la sociedad en general.
* Fernando Calderón. Cuenta con más de 25 años de trayectoria como Directivo en distintas organizaciones desempeñando funciones de atracción de talento, reclutamiento, mercadotecnia, tecnología y telecomunicaciones, entre otras. Es conferencista especializado en el ramo de Tecnología, Innovación e Integridad, impartiendo +100 conferencias en Latam. Recién nombrado Managing Director Latama para MIDOT, desde 2019 asumió en Midot el compromiso de impulsar una cultura empresarial que incorpora la evaluación de integridad y de riesgos laborales, siendo esto una herramienta para mejorar el performance y la contratación en las organizaciones.
Previo a esta posición, Fernando fue Director de Marketing de Banco Sabadell México, donde sus principales responsabilidades fueron el desarrollo de estrategias de mercadotecnia para la Banca Digital Minorista y Banca Empresarial.
También se desempeñó como Director de Mercadotecnia en OCCMundial.com, donde sus funciones se enfocaron en impulsar la digitalización de la contratación de personal y su capacitación.
Anteriormente trabajó para la empresa Axtel, donde ocupó distintas posiciones como Director Nacional de Servicio al Cliente Unidad de Mercado Empresarial, Director de Servicio al Cliente Región México, Gerente Sr. Soporte Comercial Región Centro-Sur y Gerente de Producto de Voz y Datos.
Fernando es Licenciado en Administración de Empresas egresado de la Universidad Iberoamericana, especializado en las áreas de Finanzas y Mercadotecnia. Cuenta con un Diplomado en Telecomunicaciones por parte del ITESM, y un Diplomado en Marketing por el Strategic Management Institute.
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