Desde hace algunos días se han registrado en la Zona Metropolitana del Valle de México (ZMVM) intensas tormentas que dejaron a diversas comunidades bajo el agua; ejemplo de ello fue el municipio de Chalco donde decenas de casas siguen padeciendo las inclemencias del tiempo. En el caso de la capital mexicana la situación es similar pues arterias principales se han mostrado afectadas por los encharcamientos. ¿Una nube puede ser la responsable de tal catástrofe?
A través de las redes sociales se viralizó el pasado jueves 15 de agosto una fotografía donde se ve una densa nube gris sobre un edificio capitalino. Si bien la instantánea fue motivo para remarcar la belleza de los fenómenos naturales, también dio pie a destacar que se trataba de la “madre de todas las nubes”, término que causo temor.
El usuario @emiliomtg fue el encargado de difundir la imagen que rápidamente se volvió viral, misma que fue retomada por la cuenta Meteorología México que escribió:
“Gran imagen de la base de tormenta #Cumulunimbus que se registró esta tarde en la zona de Revolución, Cuauhtémoc #CDMX por la onda tropical 16″.
¿Qué es una nube cumulonimbus?
Las nubes cumulonimbus, también conocidas como nubes de tormenta, se forman a partir de un proceso que involucra la combinación de tres factores principales:
- Humedad: Se necesita una gran cantidad de aire cálido y húmedo como combustible para la formación de estas nubes.
- Ascenso de aire: Este aire cálido y húmedo debe ser forzado a elevarse en la atmósfera.
- Inestabilidad atmosférica: La atmósfera debe ser inestable, lo que significa que el aire ascendente se mantiene más cálido que el aire circundante, favoreciendo su ascenso continuo.
Este tipo de nubes, con su imponente presencia y su asociación con tormentas violentas, han despertado desde tiempos ancestrales una mezcla de fascinación y temor en diversas culturas. Esta relación se ve reflejada en presagios y leyendas que aún resuenan en el imaginario colectivo.
Aquí algunos ejemplos a los que se les ha asociado a este tipo de nubes:
- Anuncios de cambio y caos: En muchas tradiciones, la aparición repentina de una cumulonimbus en un cielo despejado se interpreta como un presagio de cambios repentinos, desastres naturales o eventos disruptivos. Su capacidad para oscurecer el cielo y desatar la furia de la naturaleza en minutos las convertía en un símbolo de lo impredecible e incontrolable.
- Morada de deidades iracundas: Diversas mitologías asociaban las tormentas a la ira de los dioses. Zeus, en la mitología griega, desataba su furia lanzando rayos desde las nubes. En la cultura nórdica, Thor controlaba el trueno y la lluvia. Las cumulonimbus, con su carga eléctrica y su estruendo, se percibían como la manifestación física de este poder divino.
- Pasadizos a otros mundos: La majestuosidad y rareza de las nubes mastodónticas, con sus formas cambiantes y su capacidad de crear fenómenos luminosos como rayos y relámpagos, dieron lugar a creencias sobre portales a otras dimensiones. Se decía que seres mágicos o espíritus podían descender a la tierra o ascender al cielo a través de estas nubes.
A pesar del avance del conocimiento científico, la imponente belleza de las cumulonimbus sigue despertando un aura de misterio y fascinación. Los mitos y leyendas que las envuelven nos recuerdan el poder de la naturaleza y la capacidad humana de encontrar significado en los fenómenos que escapan a nuestra comprensión inmediata.