La Ciudad de México (CDMX) cuenta con diversos lugares que, a pesar del tiempo y los cambios, han sido escenario de capítulos importantes de la historia. Uno de ellos es la Unidad Habitacional Nonoalco Tlatelolco, la cual ha ido cambiando de aspecto e, incluso, de distribución desde que se inauguró en la década de 1960.
En vísperas del milagro mexicano y la entrada de la década de 1960 en México, las autoridades gubernamentales implementaron proyectos de infraestructura a través de los cuales pudieran brindar vivienda a un sector de la población capitalina. Así, después de haber inaugurado el Conjunto Urbano Presidente Miguel Alemán (CUPA) como el primer conjunto habitacional, tuvo lugar la construcción del proyecto en Tlatelolco.
La obra situada en la que fue la delegación Cuauhtémoc se diseñó con la intención de crear una ciudad dentro de la ciudad. Ubicada en un terreno que abarca desde la avenida de los Insurgentes hasta Paseo de la Reforma y delimitada por las avenidas Manuel González y Ricardo Flores Magón, este proyecto urbanístico se pensó para ofrecer tanto viviendas como espacios comerciales. De esta manera, se pretendía cubrir todas las necesidades de los residentes y comerciantes.
Este ambicioso desarrollo proporcionó un entorno urbano completo que permitiría a sus habitantes acceder a distintos servicios sin necesidad de salir del área. Tal es la importancia de esta obra que ha transformado una sección significativa de la ciudad, sumando una dimensión única al perfil urbano de Ciudad de México.
Así se veía la unidad habitacional de Tlatelolco cuando se inauguró en 1964
De nueva cuenta, bajo la óptica del arquitecto Mario Pani, uno de los encargados de la edificación del CUPA, el proyecto del Conjunto Urbano Presidente López Mateos en Nonoalco Tlatelolco buscó consolidar el concepto del funcionalismo al interior de la zona planificada.
De igual manera, los encargados del proyecto buscaron que se tratara de uno de los proyectos urbanizadores más ambiciosos, sobre todo por su ubicación en uno de los sectores más populares al norte de la capital del país, en el cual se situaron viviendas irregulares de trabajadores del sindicato de ferrocarriles.
Otra de las ideas que se buscaba plasmar en el terreno referido fue la de consolidar una zona autosuficiente para quienes decidieran adquirir un departamento, es decir, dotar de todos los servicios a sus habitantes. De esa forma, el proyecto original contempló la construcción de una zona dividida en tres secciones que contaran con:
- 102 edificios con capacidad para 11 mil 916 departamentos.
- Un supermercado y una plaza comercial.
- Una secundaria técnica.
- Una zona arqueológica.
- Una iglesia.
- Clínicas médicas.
- Clubes sociales.
- Cerca de 600 locales comerciales.
- Escuelas y guarderías.
- Una estación del Sistema de Transporte Colectivo Metropolitano (Metro).
De igual manera, al proyecto contempló la construcción de diversas opciones de departamentos que variaban de acuerdo con la capacidad económica de las personas interesadas en adquirirlos.
En principio, el Conjunto Urbano de Nonoalco Tlatelolco, inaugurado por el presidente Adolfo López Mateos en el año 1964, se posicionó como un proyecto de vivienda innovador por su concepto. Aunque durante la segunda mitad del siglo XX lució de esa forma, en la actualidad su imponente arquitectura se ha visto invadida por el transcurso de los años.
A pesar de ello, Tlatelolco sigue siendo testimonio de grandes relatos y episodios de la historia; desde que fue el mercado más grande de Mesoamérica, la última resistencia mexica ante la invasión de las tropas de Hernán Cortés, la masacre contra los estudiantes del 2 de octubre de 1968, así como el terremoto del 19 de septiembre de 1985, el cual derribó el edificio Nuevo León y la demolición o modificación en la estructura de 14 más.