Es una creencia popular que tener la ropa limpia y sin arrugas es un símbolo de buenos modales y nos dan una apariencia más pulcra y elegante. Sin embargo, planchar la ropa podría no ser una opción responsable con el medio ambiente.
De acuerdo con una tabla de consumo de energía de la Comisión Federal de Electricidad, la plancha se encuentra entre los electrodomésticos que tienen un consumo medio de electricidad, con 24 kilowatts por hora, comparado con una radio grabadora que consume 8 kw/h, una licuadora 2 kwh y una aspiradora con 13/h, la ubica como un gasto importante de energía.
En 2019 distintas organizaciones argentinas propusieron el 20 de diciembre como el Día Internacional de la Camisa Arrugada para alertar a las personas sobre su impacto climático, los beneficios y la poca importancia que podría tener el hecho de llevar la ropa arrugada.
Alternativas para un no-planchado
Probar alguno de estos métodos puede ayudarte a vivir sin este electrodoméstico o salvarte de alguna emergencia.
Secadora para el pelo
El aire caliente de la secadora puede desaparecer las arrugas. Debemos colocar la prenda en una superficie plana o colgarla y apuntar la secadora con aire caliente a las arrugas de la prenda. Podemos aplastar con la mano las áreas para ayudar con la tarea, además de rociar un poco de agua para que las arrugas se suavicen un poco.
Con vapor en el baño
Para llevar a cabo esta técnica debemos colgar nuestras prendas donde puedan estar cerca del vapor del agua caliente. Este método puede no funcionar en baños grandes o si te bañas con agua fría.
Ponla bajo el colchón
Aunque esta opción es un poco más laboriosa e incómoda puede ser una buena opción Sólo asegúrate de acomodar la ropa en una posición en la que el peso del colchón no provoque que se arrugue más.
Toalla húmeda
Para este método necesitamos una toalla húmeda y una superficie plana. Colocamos la toalla sobre la prenda y luego dejamos que se seque.
Spray para arrugas
Hoy en día existen sprays que se rocían sobre las arrugas de la ropa, puede que no funcione sobre unas muy marcadas pero es una buena alternativa que nos puede sacar de alguna emergencia.
Olla caliente
Pon agua a hervir, cuando esté suficientemente caliente vacía el agua y utiliza la olla para aplanar las arrugas de la prenda. Es importante hacerlo con mucho cuidado, pues podemos quemarnos con ella.
Comprar prendas que no se arruguen
Una alternativa a largo plazo es procurar comprar prendas de telas que no se arruguen. Existen varias de origen sintético, provenientes del petróleo, como el polyester, nylon, elastano, microfibra; y de origen natural como el lyocell, hecho de pulpa de madera, lana, seda, lino y oxford, que puede ser hecho con algodón o algodón con poliéster.
Desde el lavado
Se pueden evitar las arrugas desde que lavamos la ropa. Sacar la ropa de la lavadora inmediatamente después de que se termina el ciclo de lavado, sacudir y estirarla al colgarla, colocar los ganchos en los pliegues de la ropa nos pueden ahorrar muchos de los tips anteriores para lucir prendas sin arrugas.
Cómo eran las primeras planchas
De acuerdo con una infografía realizada por la Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía “Manuel del Castillo Negrete” del Instituto Nacional de Antropología e Historia, la historia de las planchas se remonta al siglo 4 antes de Cristo.
Los griegos usaban una barra cilíndrica calentada que se pasaba sobre la ropa para marcar los pliegues de las prendas que usaban. Los romanos utilizaban una plancha de piedra para martillear las arrugas, por el peso se consideraba una tarea muy pesada y la llevaban a cabo los esclavos. En China se utilizaba un recipiente de latón con un mango para alisar la seda. En el interior del recipiente se introducían trozos de madera aromática ardiendo para que el calor desvaneciera los pliegues y dejara un agradable aroma en la tela. En Europa se utilizaban planchas de madera, vidrio o mármol para alisar la ropa, eran utilizadas en frío
El término “plancha” surgió hasta el siglo 18, las primeras eran de hierro y se calentaban poniéndose directamente sobre el fuego. Posteriormente, tendrían un hueco en el que se podía introducir carbón caliente. También se utilizó el alcohol como fuente de calor y el gas, esta última opción producía escapes, explosiones e incendios, ocasionando peligrosos accidentes.
La primera plancha eléctrica se creó en 1882, funcionaba con una resistencia eléctrica que se encontraba en el interior de esta; sin embargo, no era muy práctica, ya que se tardaba mucho en calentarse y se enfriaba rápidamente. En 1924 se creó la plancha de termostato, que regulaba la temperatura de la plancha, evitando que se quemaran las prendas.
En 1926 se creó la plancha de vapor doméstico con un termostato mejor regulado y un rociador. Las versiones que le siguieron tenían apagado automático, depósito de agua y una regulación de temperatura para adaptarse a diferentes tejidos. Hoy en día cuentan con recubrimientos cerámicos y antiadherentes, además del más reciente invento, la plancha vertical de vapor que ayuda también a desinfectar las prendas y eliminar los malos olores.