Un equipo de científicos ha confirmado que el Agujero Azul de Taam Ja’ (TJBH), ubicado en la Bahía de Chetumal, en la costa sureste de la Península de Yucatán, es el sumidero submarino más profundo del mundo, superando los 420 metros de profundidad. Esta profundidad convierte al TJBH en el agujero azul más profundo conocido en el planeta, según informó un equipo de investigadores tras nuevas mediciones.
El TJBH ha superado al anterior poseedor del récord, el Sansha Yongle Blue Hole, también conocido como Dragon Hole, que se encuentra en el Mar de China Meridional y tiene una profundidad de 301 metros.
Las nuevas mediciones, llevadas a cabo mediante un instrumento de perfilador CTD, han revelado que el TJBH alcanza al menos los 420 metros bajo el nivel del mar y aún no se ha llegado a su fondo.
Los agujeros azules son formaciones geológicas submarinas de gran interés científico debido a su tamaño y su ecosistema único.
El TJBH, llamado así porque significa “agua profunda” en lengua maya, se encuentra en una región rica en formaciones kársticas costeras.
Este descubrimiento fue publicado posteriormente en diferentes medios de comunicación y representa un avance significativo en la comprensión de estos fenómenos naturales.
Las iniciales mediciones del TJBH con mapeo de ecosonda habían registrado una profundidad de 274 metros. Sin embargo, investigaciones más exhaustivas utilizando tecnologías avanzadas como el perfilador CTD han permitido confirmar que el Taam Ja’ no solo es más profundo de lo que se pensaba inicialmente, sino que es, de hecho, el agujero azul más profundo del mundo.
El equipo de investigación ha destacado que aún queda mucho por explorar en el TJBH, ya que todavía no se ha alcanzado su fondo, lo que sugiere que podría ser incluso más profundo de lo actualmente registrado.
Este descubrimiento no solo resalta la riqueza geológica de la región, sino que también abre nuevas oportunidades para estudios científicos sobre la vida marina y las condiciones geológicas en profundidades extremas.
¿Por qué hay agujeros sin fondo?
Los “agujeros sin fondo” en el mar, conocidos también como sumideros marinos, son profundas depresiones que se forman en el lecho oceánico. Estos sumideros son causados principalmente por la disolución de minerales solubles en agua, procesos geológicos y la actividad tectónica. Una de las causas más comunes es la presencia de hidratos de metano.
Los hidratos de metano son compuestos en los que el gas metano queda atrapado dentro de una estructura de hielo. En condiciones de alta presión y bajas temperaturas, estas estructuras permanecen estables en los sedimentos del fondo marino.
Sin embargo, cuando las condiciones cambian, como un aumento en la temperatura del agua o una disminución en la presión, estos hidratos se descomponen, liberando el metano en forma de gas. La repentina liberación de metano puede causar una desestabilización del sedimento, generando cavidades que eventualmente colapsan bajo el peso del agua y los sedimentos circundantes, creando así los sumideros marinos.
Otra causa importante es la disolución de sales y carbonatos en el lecho marino, que puede ocurrir por la acción de corrientes submarinas, actividad hidrotermal o la presencia de ácidos naturales en el agua.
Cuidado en donde te metes al mar
Este proceso puede formar grandes cavidades subterráneas que, al colapsar, generan sumideros. Adicionalmente, la actividad tectónica, como los movimientos de placas, puede provocar fracturas y desplomes en el lecho oceánico, contribuyendo a la formación de estos agujeros.
Fenómenos como estos son comunes en áreas con alta actividad geológica, como en las zonas de subducción y los márgenes continentales. Ejemplos notables incluyen los sumideros observados en el Mar de China Oriental y las profundidades del Golfo de México.
La formación de sumideros marinos puede tener importantes implicaciones para la navegación y la explotación de recursos submarinos. Además, la liberación de grandes cantidades de metano puede tener un impacto significativo en el cambio climático, ya que el metano es un potente gas de efecto invernadero. Por estas razones, el estudio y la monitorización de estos fenómenos es crucial para los científicos y especialistas en geología marina.