En solo unas horas se llevarán a cabo elecciones presidenciales, mismas que se ha dicho, definirán el rumbo político, económico y social del país. Se trata de la ciudadanía la que, a través del voto, elige a quienes dirigirán a la nación, por lo que es raro que las profecías de una vidente permitan conocer cuál podría ser el rumbo de un partido político, de ahí que resulte trascendente el nombre de Francisca Castro Montiel, quien auguró lo que le sucedería al Grupo Atlacomulco.
El Grupo Atlacomulco se sabe, era una presunta organización política de México compuesta por políticos y empresarios, mayoritariamente del Estado de México, asociados con el Partido Revolucionario Institucional (PRI). Dicho grupo tomó su nombre del municipio de Atlacomulco, en el Estado de México, y se le atribuye una gran influencia en la política estatal y nacional.
Esta organización surgió en la década de 1940, consolidado por Isidro Fabela y otros políticos mexiquenses. La influencia que tuvo tras su creación recae en que diversos miembros del mismo llegaron a ocupar cargos de gran relevancia, incluyendo gubernaturas, secretarías de Estado y hasta la presidencia de la república, como es el caso de Enrique Peña Nieto.
Si bien a éste se le atribuye una importante capacidad para la articulación política y la gestión de poder, también ha sido objeto de críticas y teorías de conspiración, que lo acusan de prácticas poco transparentes y clientelismo.
Vidente auguró la declive
Doña Francisca Castro Montiel, una vidente local, dio a conocer en el pasado una revelación inquietante. Predijo que del Grupo Atlacomulco saldrían seis gobernadores del Estado de México e incluso, precisó que uno de ellos se convertiría en el futuro presidente del país.
Cabe destacar que dicha profecía se difundió cuando la pitonisa reveló que, derivado de una reunión con los personajes más notables de la zona, divisó que los cargos antes mencionados serían para descendientes de poderosas familias políticas del Estado de México, conocidas por mantener una estrecha relación con el gobierno mexiquense para asegurar la prosperidad de sus empresas familiares.
De manera inmediata, esta visión generó una gran expectativa y especulación en la comunidad. Los habitantes y figuras políticas locales se mostraron atentos a las futuras implicaciones que este pronóstico podría tener en el panorama político mexicano.
Para las familias involucradas, la predicción planteó una oportunidad de continuar con su legado de influencia y poder. Pero, ¿qué familias fueron las que atrajeron la atención?
Los apellidos en cuestión fueron: Fabela, Montiel, Hank, Del Mazo, Peña, Nieto y Sánchez Colín, los cuales empezaron a cobrar cierta relevancia y a estar acompañados de un extraño halo de misticismo, según lo narrado por Jorge Toribio Montiel y Francisco Cruz en el libro Negocios de familia.
Profecía estuvo a punto de no cumplirse
Si bien los descendientes de las familias antes mencionadas gobernaron la entidad compuesta por 125 municipios, misma que además cuenta con uno de los padrones electorales más importantes a nivel nacional, poco a poco comenzaron a apagarse las esperanzas respecto a que miembros del Grupo Atlacomulco ascendieran poder Federal, panorama que después cambió cuando el entonces gobernador mexiquense, Enrique Peña Nieto, se perfiló como candidato a la presidencia.
El ahora expresidente resultó ser perfecto para cumplir la visión de la vidente, ya que además de ser originario de dicha demarcación, sus padres fueron Socorro Nieto Sánchez y Gilberto Enrique Peña del Mazo. Su madre, fue producto del matrimonio entre Ofelia Sánchez Colín y Constantino Enrique Nieto, personajes relevantes en la política durante 1951.
La cuna del priismo
En Atlacomulco, se ha dicho que se asentó una familia que sería fundamental en la historia política del país. Arturo Peña Arcos se casó con Dolores del Mazo Vélez, prima del fundador del Grupo Atlacomulco, formando un hogar con sus dos hijos, Arturo y Enrique Peña Nieto, conocido por su presidencia en México.
La figura del gobernador mexiquense siempre ha tenido una autoridad incuestionable dentro del Estado de México, según César Camacho Quiroz, exgobernador de la misma región. El exmandatario afirmó que “el control del PRI en el Estado de México era tal que lo único que necesitaba el candidato para llegar a la gubernatura era mantenerse vivo”. Esta declaración ilustra la influencia y el poder que tuvo el PRI en las elecciones estatales y la política mexicana.
En paralelo, Jesús Montiel Reyes, quien es considerada otra de las figuras significativa en la demarcación mexiquense, tuvo dos esposas, Paula Flores y María de Jesús Olmos. Con Paula Flores, tuvo un nieto llamado Víctor Gregorio Montiel Monroy, quien se casó con Delia Rojas y tuvo a Arturo Montiel Rojas, gobernador mexiquense antes de Peña Nieto. La relación entre estos personajes y su descendencia muestra cómo se han entrelazado las familias con influencia política en la región.
El Grupo Atlacomulco no solo se destacó por tener líderes políticos, sino por presentar un modo peculiar de hacer política, donde lo que predominaba era la obediencia al gobernador.
“La autoridad del gobernador era incuestionable”, recalca Camacho Quiroz, resaltando la jerarquía y el peso del gobernador en el ecosistema político mexiquense.
Este contexto familiar y político en Atlacomulco trasciende más allá de simples lazos sanguíneos, representando una élite que ha sabido perpetuar su influencia en la política mexicana. Desde la gobernatura de Jesús Montiel Reyes hasta el gobierno de su nieto, Arturo Montiel Rojas, y la presidencia de Enrique Peña Nieto, los vástagos de estas familias han mantenido una constante presencia en el escenario político.
¿Peña Nieto llevó a la debacle al grupo?
En 2017, Andrés Manuel López Obrador (AMLO) inició con su tercera lucha para llegar al Poder Ejecutivo. Durante los comicios del siguiente año, se proclamó ganador con más de 30 millones de votos, dando pie a un proceso de transformación que se tornó en contra del partido tricolor y algunos de los exmandatarios, entre ellos los del Grupo Atlacomulco.
Años más tarde, la entidad federativa que vio nacer a esta élite también perdió el poder debido a que Delfina Gómez no solo se convirtió en la primera mujer en dirigir la entidad, sino que además era una de las apoyadas por el hoy presidente saliente la que rompiera con casi 100 años del PRI en el poder. Hoy toda la historia ha sido recordada tras la expulsión de Alfredo del Mazo Maza de la organización política debido a su relación con el mandatario federal; sin embargo, no se le atribuye al exmandatario la extinción del grupo, sino otros factores.