La película Inmaculada, que acaba de llegar a México, ha generado una ola de controversias antes incluso de llegar a los cines. Dirigida por Michael Sarnoski y protagonizada por Sydney Sweeney y Álvaro Morte, la cinta aborda temas sensibles que tocan las fibras de la fe y las creencias religiosas. La controversia gira principalmente en torno a la trama, en la que Sweeney interpreta a Cecilia, una joven monja que queda embarazada sin haber mantenido relaciones sexuales, evocando paralelismos con la Virgen María.
En una ENTREVISTA exclusiva con Infobae México, Sweeney y Morte compartieron sus puntos de vista sobre la polémica que rodea esta producción. Sweeney, quien no sólo protagoniza sino que también produce la película, expresó su perspectiva sobre el arte cinematográfico:
“Creo que hay muchos mensajes y temas que el público se va a llevar de esta película. No quiero poner un mensaje específico y decir ‘esto es lo que estamos tratando de decirte’ porque no creo que el arte sea así. Creo que el arte es un tema de conversación. Creo que eso son las películas, es importante dejar que el público se lleve lo que crea que la película les está diciendo”, advirtió la actriz.
Para Sweeney, Inmaculada no busca imponer una visión única, sino abrir un espacio para el debate y la reflexión. Este enfoque puede ser particularmente relevante en México, un país con profundos arraigos religiosos en donde temas relacionados con la fe y las figuras eclesiásticas son altamente sensibles.
Álvaro Morte entiende la polémica
Por su parte, Álvaro Morte, conocido mundialmente por su papel en la serie La casa de papel, comentó sobre la naturaleza de la polémica en la era contemporánea.
“Creo que entiendo por qué la película puede ser polémica. Hoy en día casi todo puede ser polémico si lo sacas de su contexto. Pero creo que [con esta película] nunca intentamos hacer algo polémico o controversial. Sólo queríamos que la gente conversara sobre ella”, explicó.
Es la creencia de Morte que la controversia en torno a este película se relaciona con interpretaciones externas, más que con la intención original del filme. Desde luego los temas religiosos pueden desencadenar los debates más encendidos e Inmaculada es una prueba fehaciente.
La película ha sido objeto de críticas duras que la han calificado de “diabólica, sacrílega y tremendamente ofensiva”. Una cita en particular, que la promoción de la película retomó para su promoción, indica que se trata de una obra: “diabólica, sacrílega, el mal puro y tremendamente ofensiva. Es una profanación y su tercer acto escupe en todo lo que es sagrado”.
El rodaje de Inmaculada resucitó un guion que llevaba una década en el limbo y ha establecido a Sweeney no sólo como una intérprete talentosa, sino también como una productora comprometida. A pesar de las reacciones negativas iniciales, la película promete ofrecer una experiencia cinematográfica rica en simbolismo y emoción, abriendo las puertas a una variedad de interpretaciones.
Cuando se les preguntó sobre aquel momento que consideraron más intenso al leer el guión, o al acercarse por primera vez al proyecto, ambos consideraron que la única respuesta correcta es el final: un baño de sangre que no dejará indiferente a la audiencia.