Gracias a los registros que existen al respecto, sabemos que la alimentación de los antiguos pueblos prehispánicos era variada y saludable, pues incluía un excelente equilibrio entre proteínas, verduras, cereales y semillas.
Y es que la riqueza del antiguo territorio, permitía que los aztecas tuvieran acceso a una gran variedad de alimentos, la cual era especialmente basta en las proteínas, ya que tenían a su disposición una gran cantidad de animales de los que aprovechaban sus carne y nutrientes para elaborar deliciosos platillos, tales como los tamales.
Y debido a su posición territorial una de sus principales fuentes de alimentos era el famoso lago de Texcoco, razón por la cual (a diferencia de los españoles) las principales proteínas de los aztecas provenían del agua, tales como una gran variedad de peces, ranas, ajolotes y, especialmente, el pato.
Así es, aunque muchos no lo saben, y aunque en la actualidad su población haya disminuido radicalmente, en aquella entonces el pato era un animal abundante que era cazado para alimentarse, lo que brindaba a este pueblo muchos importantes nutrientes.
Cabe mencionar que, además, el pato era usado sobre todo para prepara un platillo especial que solía ser preparado en ocasiones especiales y que era elaborado con una compleja técnica inventada por los aztecas.
Y es que el proceso del pato embarrado incluye envolver la carne en una mezcla de barro o arcilla y después cocinarlo en un horno de tierra, donde se cubre con brasas y piedras calientes.
Esta técnica permite que el pato se cocine de manera uniforme y conserve sus jugos naturales, resultando en una carne tierna y sabrosa.
Al romper la capa de barro endurecida después de la cocción, la piel del pato se desprende fácilmente, dejando al descubierto la carne cocida. Esta preparación refleja la riqueza y sofisticación de la gastronomía azteca.
El método de cocinar alimentos en barro señala la inventiva y adaptación del entorno. La técnica se consideraba una manera efectiva de proteger los alimentos durante la cocción y para mantener sus sabores y texturas.
Cuáles son los beneficios a la salud de comer pato
Además de ser un platillo emblemático de la cultura azteca, que destaca por su excelente técnica de preparación, el pato es una proteína sumamente saludable que tristemente ya es difícil de consumir, debido a la reducción de su población y a que perdió popularidad con respecto a la res y al pollo.
Sin embargo, los siguientes son algunos de los beneficios que otorgaba el consumo de pato a los antiguos aztecas:
- Rico en proteínas: La carne de pato es una buena fuente de proteínas, esenciales para la construcción y reparación de tejidos corporales.
- Vitaminas: Contiene vitaminas del grupo B, como la B6 y B12, que ayudan en la producción de energía y el mantenimiento del sistema nervioso.
- Minerales: Es una fuente de hierro, zinc y fósforo, necesarios para la formación de glóbulos rojos, el fortalecimiento del sistema inmunológico y la salud ósea.
- Grasas saludables: Su aporte de grasas saturadas es mucho menor que el de al res y el pollo, por lo que se considera una carne magra baja en grasas y alta en proteína de excelente calidad.
- Ácidos grasos omega-3: Al igual que algunos pescados las grasas que llega a aportar el pato son ácidos grasos omega-3, los cuales son muy benéficos y ayudan a mejorar la salud del corazón y del cerebro.
- Ayuda a prevenir la anemia: a pesar de ser considerado una carne magra, el pato es una excelente fuente de hierro (al igual que la carne roja) por lo que su consumo ayuda a prevenir deficiencias nutricionales.
A través de los siglos, este platillo no solo destaca la gastronomía azteca sino que ha llegado a formar parte de la identidad culinaria de diversas regiones en México.
Aunque menos común en la cocina mexicana moderna, el pato embarrado es una pieza viva de la historia culinaria del país, evidenciando el legado duradero de las técnicas prehispánicas en la gastronomía contemporánea.
Este platillo se mantiene como un testimonio del ingenio y la tradición gastronómica de los antiguos mexicas, integrando la historia, la cultura y la cocina de la región.