La región de la península de Yucatán ha sido reconocida por la gran cantidad de vestigios arqueológicos que alberga. A pesar de ello, no todo el legado prehispánico de la región a sido descubierto, por lo que resulta novedoso la inclusión de nuevas áreas que el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) encaminó en la zona arqueológica de Oxtankah, en Chetumal.
A pesar de la riqueza cultural que el actual territorio mexicano ha albergado a lo largo de la historia, factores como la colonización, el desplazamiento de las culturas y, en algunos casos su exterminio, han impedido que se dé a conocer de manera integral el legado de civilizaciones prehispánicas.
Ante dicha situación, a través del Programa de Mejoramiento de Zonas Arqueológicas (Promeza), el INAH dio a conocer la recuperación de tres áreas de la zona arqueológica de Oxtankah, las cuales se incluirán en el recorrido de visita y permitirán que los turistas nacionales y extranjeros realicen un circuito cronológico para conocer el legado de las zonas habitacionales más antiguas, así como la arquitectura impuesta por los colonizadores europeos.
A través de un comunicado oficial del INAH, Luis Raúl Pantoja Díaz, director del proyecto arqueológico, dio a conocer que se encuentran próximos a finalizar los trabajos de restauración que darán paso a un recorrido turístico que permita entender la evolución del asentamiento.
“De esta manera, se transitará de la época prehispánica, a través de las plazas y conjuntos Columnas, Abejas, Tortugas, Serpiente y Kanjobal, hacia la ocupación colonial, con la capilla del siglo XVI, símbolo de la fundación del pueblo de Oxtankah, y una de las tres capillas, junto con las de Boca Iglesia, al norte de Quintana Roo, y Dzibilchaltún, Yucatán, en entorno prehispánico”, se lee en el documento.
¿Cuáles son los secretos que reveló Oxtankah?
De acuerdo con el testimonio de Pantoja Díaz, a lo largo del trabajo de mejoramiento en la zona arqueológica se realizaron algunos descubrimientos significativos como un montículo correspondiente a una unidad habitacional del élite. En dicha sección se registró el entierro de dos individuos den posición sedente. Además, se estima que data del 250-660 después de Cristo (d.C.) por la antigüedad de las ofrendas cerámicas.
Algunos de los descubrimientos adicionales en la zona arqueológica, explorada por primera ocasión hace 111 años por Raymod Merwin, consistieron en una urna de piedra en cuyo interior se encontró una ofrenda de puntas de lanza elaboradas en silex que podrían datar también del periodo Clásico Temprano.
Además, fragmentos de al menos siete incensarios-efigie, fueron descubiertos asociados a osamentas incompletas, en los altares D, E y F, localizados al frente de la Pirámide I de Plaza Abejas, los cuales datan del Posclásico, hacia 1,100 d.C.
Pese a ello, una de las novedades que podrán observar los visitantes a la zona arqueológica una vez que el INAH inaugure el nuevo circuito se encontrará en el cedulario. Y es que se incluirán algunas imágenes renderizadas donde se mostrará una recreación de las estructuras con la intención de evidenciar cómo lucieron en el auge del puerto en el Clásico Temprano, cuando su influencia social y política en la región fue crucial.
“Son impresionantes, y ofrecerán una visión más cercana de lo que pudo haber sido una pirámide, un palacio o una plaza. Todas estarán integradas en las cédulas de cada uno de estos espacios”, mencionó Pantoja Díaz en torno al trabajo encaminado por el arqueólogo Miguel Salazar.
Para poder acudir a Oxtankah desde la ciudad de Mérida, Yucatán, se debe tomar la carretera federal 180, hacia Campeche, y desviarse en el crucero del kilómetro 57, hacia Muna. Once kilómetros adelante, en Calcehtok, se toma camino hacia las grutas de dicho poblado para volver a desviarse 1.5 kilómetros adelante, por el ramal oeste. Ahí, cuatro kilómetros adelante, se encuentra la zona arqueológica.