El fenómeno cultural conocido como doomscrolling, definido por la continua lectura de noticias negativas en Internet, ha adquirido relevancia durante el período de la pandemia de COVID-19. Merriam-Webster ha señalado este término como digno de atención para su futura inclusión en el diccionario, describiéndolo como la práctica de sumergirse en informaciones deprimentes o desalentadoras a través de la navegación en la red. La acuñación de doomscrolling y doomsurfing combina aspectos de oscuridad y fatalidad con el acto de desplazarse por la red, destacando el papel predominante de los dispositivos móviles en esta actividad.
Los orígenes del término se remontan a una publicación anónima en Twitter en 2018, aunque su popularidad y reconocimiento crecieron exponencialmente a principios de 2020, gracias a Karen K. Ho, una periodista financiera canadiense. Su insistencia en X (antes Twitter) sobre la importancia de evitar el consumo excesivo de noticias negativas resonó ampliamente, llevándola a acumular miles de seguidores que se identificaron con el concepto. Este término encapsula la tendencia humana a fijarse en lo negativo, algo que ha sido especialmente palpable durante los tiempos desafiantes de la pandemia mundial, de acuerdo con definición de un estudio publicado en Journalism Studie.
El peligro del doomscrolling para la salud metal
El fenómeno del doomscrolling ha sido objeto de estudio en tres investigaciones recientes, que destacan su impacto negativo en la salud mental. Estos estudios, enfocados en diferentes muestras, han validado la escala Doomscrolling como un instrumento fiable para medir esta práctica, demostrando su relación con mayores niveles de angustia psicológica y una disminución en indicadores clave de bienestar mental, incluyendo la satisfacción con la vida y la armonía personal.
Los análisis transversales de estos estudios sugieren que el doomscrolling, definido como el consumo excesivo de noticias negativas a través de plataformas digitales, puede ser un precursor de problemas relacionados con el bienestar emocional y psicológico. Se ha comprobado que este hábito incrementa la sensación de desasosiego y disminuye la percepción de bienestar en los individuos. Además, la investigación apunta a la necesidad de realizar estudios longitudinales y experimentales futuros para comprender más profundamente cómo este comportamiento afecta a largo plazo a la salud mental de las personas, de acuerdo a la conclusiones publicadas en la revista Applied Research in Quality of Life.
La interacción constante con noticias negativas, especialmente en el contexto actual marcado por crisis globales como pandemias y conflictos geopolíticos, ha llevado a un aumento de la prevalencia del doomscrolling. Esta circunstancia resalta la importancia de desarrollar estrategias y herramientas que permitan a los usuarios gestionar de manera más efectiva su exposición a contenidos potencialmente dañinos. Expertos en salud mental sugieren la implementación de límites de tiempo para el uso de redes sociales y la búsqueda activa de contenido positivo o constructivo como posibles medidas para contrarrestar los efectos dañinos de este problema.