Un balón dividido provocó la barrida de uno de los jugadores para hacerse con la pelota, nadie marcó falta y eso motivó el enojo de los rivales; en cuestión de segundos, lo que era un partido de futbol amistoso en las vísperas del año nuevo, terminó en una batalla campal entre integrantes del Cártel del Golfo y Los Zetas.
Era el 31 de diciembre de 2019; la sede del partido amistoso, las instalaciones del Centro de Readaptación Social (Cereso) de Cieneguillas, Zacatecas; los jugadores, presuntos narcotraficantes que en libertad respondían a las órdenes de dos de las organizaciones criminales más sangrientas y peligrosas de México.
En cuestión de segundos, los jugadores que disputaban la pelota ahora buscaban y empuñaban armas blancas y de fuego. Al final de la jornada, las autoridades del penal y del estado (el gobernador era Alejandro Tello) confirmaron la muerte de 15 reos -uno más moriría en el hospital- y 23 heridos.
Era día de visita, por lo que los guardias tuvieron que sacar del penal a los familiares que se encontraban de visita. Fueron cerca de dos horas y media en las que reinó el caos hasta que la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) confirmó que ya tenía la situación bajo control y reportó el decomiso de cuatro armas cortas y varios cuchillos.
La pelea, se supo después, habría sido entre reclusos de Los Zetas e integrantes de sus exaliados y exjefes, el Cártel del Golfo, de quienes se habían separado desde 2010 para disputarles el dominio de las principales rutas de la droga en Tamaulipas, una guerra que después de sus capturas se trasladó al interior de la cárcel de Cieneguillas.
Penales bajo el control del narco
Recordamos el partido de futbol entre Los Zetas y el Cártel del Golfo que terminó en una masacre a propósito del intento de motín en el penal de La Pila, San Luis Potosí, donde los internos exigen un alto a las revisiones para detectar artículos prohibidos -quieren tener celulares-, pero que el pasado 14 de marzo también se amotinaron para intentar evitar el traslado de 51 reos y que terminó en la muerte de dos oficiales y un recluso.
De acuerdo con datos del INEGI publicados en julio de 2023, en todo el país se contabilizaron 314 centros penitenciarios: 15 de carácter federal, 248 estatales y 51 centros especializados.
Como en el caso de La Pila otros penales del país están bajo el control de los reclusos o en constante tensión por los grupos criminales que introducen objetos prohibidos y organizan motines para intentar evitar alguna acción de las autoridades.
Basta con recordar el motín del 1 de enero de 2023 en el Cereso de Ciudad Juárez, Chihuahua, que dejó 17 personas muertas (10 oficiales) y 30 reos fugados; según se informó en el momento, la riña comenzó y fue incentivada por presuntos integrantes de Los Mexicles, un brazo armado que ha sido vinculado con los cárteles de Sinaloa, de Juárez y de Caborca.
Otro ejemplo es justamente el penal de Cieneguillas, con un largo historial de fugas a lo largo de sus poco más de 30 años de operaciones: en 2009 “falsos agentes de la extinta AFI” sacaron por la puerta principal a 52 reclusos, entre ellos un exlíder de Los Zetas: “El Ostión”; para mayo de 2020 un grupo de 12 miembros del Cártel del Noreste escaparon por un túnel de 50 metros y se subieron a un auto que ya los esperaba a espaldas del penal.
Quizá las fugas más extraordinarias sean las dos de Joaquín El Chapo Guzmán de las cárceles de Puente Grande y El Altiplano; o aquella de un millonario neoyorkino que logró huir en un helicóptero de Santa Martha Acatitla.