“Perfume de Violetas”, una película que trascendió generaciones, se ha mantenido relevante desde su estreno en 2001, convirtiéndose en un clásico del cine mexicano que sigue despertando interés y análisis.
Dirigida con maestría por Maryse Sistach, esta obra no sólo relata la historia de amistad entre dos adolescentes, Yessica y Miriam, sino que también ofrece un agudo comentario social sobre las realidades a las que se enfrentan las jóvenes en los sectores marginados de la Ciudad de México, abarcando temas como el machismo, la escasez de recursos, la indiferencia y la pobreza.
El guión, coescrito por Sistach y José Buil, retrata de manera cruda pero empática las vidas de estas dos chicas, marcadas por la violencia, el abuso y la desesperanza, logrando una narrativa que impacta y conmueve. La película aborda temas difíciles como la violencia intrafamiliar y las agresiones sexuales con una honestidad brutal, mostrando las complicadas circunstancias que enfrentan las protagonistas.
Esta cinta no sólo ha sido elogiada por su historia y dirección, sino también por las actuaciones memorables de sus protagonistas, Ximena Ayala (como Yessica) y Nancy Gutiérrez (como Miriam).
“Perfume de Violetas” fue galardonada con varios premios, destacando su recepción tanto a nivel nacional como internacional. Entre estos reconocimientos, la película sobresalió en los Premios Ariel, que son considerados los más importantes en la industria cinematográfica mexicana, recibiendo múltiples nominaciones y ganando en categorías significativas. Esto incluye el premio a Mejor Actriz para Ximena Ayala. Además, en el ámbito internacional, la cinta fue reconocida en diferentes festivales de cine alrededor del mundo
A lo largo de los años, “Perfume de Violetas” ha sido objeto de estudio en diversos ámbitos académicos, desde la sociología hasta los estudios de género. Esto ha contribuido a su perdurabilidad como obra cinematográfica relevante, siendo no sólo una pieza artística sino también un documento social.
Lugares que sirvieron como locación
“Perfume de Violetas” fue filmada en locaciones reales dentro de la Ciudad de México, específicamente en barrios populares y áreas que reflejan de manera auténtica el entorno socioeconómico de las protagonistas.
Esta elección de locaciones contribuyó a la atmósfera realista y cruda de la película, permitiendo retratar con mayor fidelidad las vivencias y contextos en los que se desarrolla la trama. Utilizar estos entornos reales sirvió para enfatizar las condiciones de vida de muchos habitantes de la capital mexicana, y fue esencial para lograr la conexión emocional y el impacto social que la película ha tenido desde su estreno.
La escuela, el barrio, y los espacios comerciales y comunitarios funcionan como un reflejo de la sociedad mexicana, con todas sus contradicciones y desafíos, por lo que el haberlas incorporado como locaciones reforzaron el mensaje de la película.
Uno de los lugares usados fue la Escuela secundaria diurna N°261, ubicada en Calle Rancho de La Palma S/n, en la colonia Tizapán San Ángel, en la alcaldía Álvaro Obregón.
Uno de los aspectos más distintivos mencionados es la transformación de la entrada principal: los barrotes que alguna vez definieron su fachada en “Perfume de Violetas” han sido reemplazados por un zaguán azul, creando una barrera visual hacia el interior del plantel. Este cambio refleja no sólo una renovación estética, sino también una posible respuesta a la necesidad de mayor seguridad y privacidad para la comunidad educativa.
La secundaria ha visto también una reinvención en su expresión artística. Los grafitis que antes decoraban sus muros han dado paso a murales más elaborados, como el de un niño tratando de alcanzar una mariposa, acompañado de un girasol y un pájaro. Estas piezas de arte urbano, junto con el cambio de color de rojo a azul en sus paredes, inyectan un nuevo vigor y personalidad al entorno, mostrando un esfuerzo por embellecer y revalorizar el espacio público.
También se utilizaron locaciones cercanas, tales como el mismo barrio de Tizapán, y la zapatería Pakar en la zona de San Ángel, en donde trabajaba la mamá de Miriam como vendedora. Este sitio sigue aún intacto.
De igual forma, se hicieron tomas fuera del mercado Melchor Múzquiz, ubicado en la misma zona.