Qué significa la palabra ‘cenote’ en México

Los antiguos mayas veían los cenotes como portales divinos, mientras hoy día son foco de estudios por su biodiversidad y espectaculares formaciones geológicas

Los cenotes, esenciales para la cosmovisión y supervivencia de los pueblos mayas (www.gob.mx/inpi)

Los cenotes, característicos de la Península de Yucatán, son el resultado de la particular composición geológica de la región, fungiendo no solo como esenciales reservorios de agua sino también como sitios de gran importancia cultural para los pueblos mayas, quienes los consideraban portales a otros mundos y centros de comunión con las deidades.

Este fenómeno natural, descrito por el Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas (INPI) el 29 de julio de 2015, destaca tanto por su relevancia para la vida cotidiana de estas comunidades como por su rol en las cosmovisiones mayas.

La formación de estos singulares cuerpos de agua se debe a la filtración de la lluvia a través del suelo calizo de la península, que actúa como una esponja absorbiendo la humedad, y su posterior disolución que da lugar a cavernas. Con el tiempo, la erosión provoca el colapso de estas cavidades subterráneas, dando origen a los cenotes. Dependiendo de su etapa evolutiva, estos se clasifican en abiertos, semiabiertos, antiguos y de caverna, un proceso que puede extenderse por centenares de miles de años, según se detalla.

INPI destaca la relevancia de los cenotes en la vida cotidiana de comunidades indígenas (Gustavo Gerdel - BAB Buceo)

Estos sitios, además de su función práctica como fuente de agua, son escenarios de impresionante belleza natural, lo que los convierte en atractivos turísticos de relevancia internacional. La visión de los antiguos mayas sobre los cenotes, transmitida a través de generaciones, subraya la íntima conexión entre el ser humano y la naturaleza, un legado que perdura en la actualidad.

Se originan por procesos de carstificación, en los que la roca se disuelve bajo la acción del agua acidificada, tanto por el dióxido de carbono atmosférico como por el derivado de la descomposición de materia orgánica.

Este proceso se intensifica en los puntos donde las aguas saladas y dulces se encuentran, provocando el colapso de cavidades subterráneas al disminuir los niveles de agua durante periodos glaciares, formando así el cenote. Dentro de estas cavidades, las estalactitas y estalagmitas se forman a partir de los minerales disueltos en el agua.

La recarga de los cenotes se da principalmente por infiltración de agua de lluvia, retenida inicialmente por la vegetación y posteriormente por las rocas calizas, que alimentan los acuíferos y mantienen el ciclo hídrico que da vida a estas formaciones.

Vinculados estrechamente con las fluctuaciones del nivel del mar y los ciclos glaciales del Pleistoceno, estos sistemas hídricos no solo albergan especies de agua dulce en peligro de extinción, sino que también contienen capas de agua salada bajo la dulce debido a intrincadas conexiones con el mar. Este fenómeno crea una haloclina, provocando efectos visuales fascinantes.

Los cenotes de Yucatán, formaciones geológicas únicas y reservorios de agua vital (@davidcausi)

Además, la investigación espeleológica ha demostrado la interconexión de estos sistemas acuáticos, extendiéndose desde la península hasta el mar. Tal es el caso del Cenote IK KIL, uno de los más famosos a nivel global. A su vez, la fauna y flora local juegan un papel crucial en el ecosistema de los cenotes, con especies únicas adaptadas a su ambiente oscuro y acuático.

Por otro lado, la relevancia de los cenotes en la cultura maya es innegable. Utilizados para rituales y sacrificios, muchos de estos sitios mantienen vestigios arqueológicos que ofrecen una ventana al pasado precolombino. El más notable es el Cenote Sagrado de Chichén Itzá, donde se han encontrado restos óseos que sugieren prácticas de sacrificio. Además, la presencia de petroglifos mayas cerca de algunos cenotes subraya su significado espiritual y cultural.

No obstante, la contaminación se ha convertido en una preocupación creciente, con cenotes como el Chen Há y Chapultepec en Mérida afectados por la infiltración de aguas negras y desechos sólidos. Esta situación amenaza no solo la biodiversidad única de estos ambientes sino también su valor turístico y cultural.

Representación cultural maya de los cenotes como portales a otros mundos (@ken_kiefer_underwater)

¿De dónde viene la palabra ‘cenote’?

Los cenotes, tesoros naturales ubicados principalmente en la península de Yucatán, constituyen un elemento fundamental tanto en la biodiversidad de la región como en su hidrografía.

Estos depósitos acuíferos, que emergen en la superficie a través de depresiones geológicas, revelan la interacción única entre el agua subterránea y las formaciones kársticas caracterizadas por la presencia de roca caliza o saskab, fundamentales para la formación de estos cuerpos de agua dulce.

Los cenotes, emblemáticos de la Península de Yucatán, no solo cautivan por su belleza natural y diversidad, sino que también esconden una rica historia etimológica y cultural. Este término, que proviene del maya “tz’ono’ot” o “d’zonot”, se traduce como “caverna con depósito de agua o abismo”, denotando su naturaleza como espacios subterráneos acuíferos.

Actualmente, se registran más de 3 mil 200 cenotes en Yucatán, de acuerdo con la Secretaría de Desarrollo Sustentable de este estado. A estos se suman los 2 mil 500 ya catalogados en Quintana Roo, estimándose la existencia de cerca de 8 mil cenotes en Yucatán. Estas formaciones han sobrevivido como vestigios lingüísticos del mundo maya, después de la conquista española.

Proceso de formación de cenotes a través de la erosión de suelos calizos (Foto: especial)

Los cenotes son cápsulas del tiempo de gran importancia geológica y biológica, donde se pueden admirar formaciones calcáreas y constituyen la fuente principal de agua dulce en la región, por la ausencia de ríos en superficie. Su conservación es vital para el ecosistema y la biodiversidad regional.

Existen diferentes tipos de cenotes, clasificados según su formación geológica y conexión con el exterior: en gruta, a cielo abierto, semiabiertos y subterráneos. Estos espacios no solo son fundamentales para la hidrografía de la Península de Yucatán, sino que también ocupan un lugar central en la historia y mitología maya, quienes los consideraban sagrados y escenarios de rituales y sacrificios.