El Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) recomienda realizar un proceso de desparasitación cada seis meses para prevenir una serie de afecciones que pueden impactar la salud intestinal de la población. Algunos de estos síntomas incluyen pérdida de peso, náuseas, vómito, diarrea, desnutrición y anemia. El objetivo de este llamado es eliminar los parásitos del cuerpo humano, con el fin de evitar infecciones y reducir el riesgo asociado a complicaciones de estas enfermedades.
El enfoque preventivo forma parte de una estrategia más amplia del IMSS, que incluye programas como PrevenIMSS, dirigido a la desparasitación asistida, ya sea de manera preventiva o mediante un tratamiento que alivie los malestares asociados a la presencia de parásitos. Además, la institución ofrece a sus derechohabientes información sobre cómo evitar estas infecciones y proporciona desparasitantes de manera gratuita a través de diversas campañas de salud.
Las personas más vulnerables antes los parásitos
Los parásitos representan un riesgo mayor para los niños y adolescentes y pueden transmitirse a través de diferentes medios. Una vez en el organismo, absorben nutrientes vitales del cuerpo humano y ocasionando enfermedades que requieren atención médica. Miguel Ángel Hernández Hernández, jefe de la Unidad de Medicina Familiar (UMF) No. 28 del IMSS, enfatiza en la importancia de la prevención, no solo entre los seres humanos sino también entre las mascotas, como perros y gatos, que pueden ser portadores de estos organismos.
Para combatir la proliferación de parásitos, el IMSS sugiere adoptar medidas preventivas simples dentro del hogar, como el lavado de manos efectivo, el cuidado de la higiene personal. Esto incluye el corte de uñas, la desinfección adecuada de los alimentos antes de su consumo, evitar el consumo de alimentos preparados en la calle y el uso exclusivo de agua tratada. Estas acciones, además de las estrategias implementadas por el propio instituto, buscan disminuir la incidencia de infecciones parasitarias en la población.
Los parásitos presentan una clasificación según la zona del organismo que habitan. Existen dos tipos: los que residen en el exterior y los que proliferan en el interior. Dentro de esta categoría, los fitoparásitos y los piojos, conocidos por su hábitat externo en los seres humanos, contrastan con los ectoparásitos como las lombrices intestinales, que se desarrollan en el sistema digestivo y son causantes de diversas infecciones y trastornos gastrointestinales.
Esta diversidad es importante para comprender los distintos mecanismos de infección y las consecuencias para la salud humana. Los fitoparásitos, a pesar de su naturaleza externa, pueden provocar irritaciones y complicaciones cutáneas, mientras que los parásitos internos, ectoparásitos como las lombrices, alteran el bienestar digestivo y general de la persona infectada. Estas distinciones son fundamentales para desarrollar estrategias de prevención y tratamientos adecuados para cada tipo de parásito.