¿Cuál fue el legado de Enrique Peña Nieto? El expresidente de México reveló sus aciertos y errores

El expresidente Enrique Peña Nieto reflexionó sobre los ejes clave de su administración y cómo estos contribuyeron a lo que él considera su legado para México.

Enfocándose en reformas estructurales que, a su juicio, eran cruciales para el desarrollo del país, Peña Nieto discutió con el periodista Mario Maldonado cómo su gobierno buscó transformar sectores fundamentales para la economía y el bienestar social.

En una reciente entrevista en Punta Cana, el expresidente de México destacó el Pacto por México como un hito en su gobierno que permitió la implementación de reformas significativas en diversas áreas, según él con el objetivo de impulsar el desarrollo económico y social del país.

Peña Nieto remarcó la importancia de haber logrado un consenso entre las distintas fuerzas políticas para llevar a cabo reformas que habían sido pospuestas durante años. Entre estas, mencionó una crucial reforma fiscal, reconociendo la impopularidad de este tipo de medidas a nivel mundial, pero enfatizando en su necesidad para incrementar la capacidad del Estado de realizar mayores obras y servicios para la población.

Asimismo, se refirió a la reforma energética como un paso esencial para abrir el sector a la participación privada, rompiendo el monopolio estatal en la explotación de recursos energéticos, como la electricidad y el petróleo. Esta apertura, según Peña Nieto, era necesaria para alinear a México con otras economías globales.

Otro pilar de su legado que destacó fue la reforma educativa, la cual tuvo como objetivo elevar la calidad de la educación a través de la evaluación y desarrollo profesional de los docentes, para supuestamente promover así un sistema donde los beneficios para los profesores estuvieran basados en el mérito y no en decisiones discrecionales o influencias sindicales.

Peña Nieto expresó satisfacción por haber contribuido a crear condiciones para un mayor desarrollo en México, subrayando que su gobierno dejó un marco legal sólido para futuras administraciones, pese a reconocer diferencias en ciertos aspectos con la visión del gobierno actual, encabezado por el presidente Andrés Manuel López Obrador. Resaltó su respeto hacia las posturas de la actual administración y la permanencia de las reformas implementadas durante su mandato como parte de su legado.

En una reflexión sobre su gestión, el exmandatario priista admitió que durante su administración se enfrentaron desafíos que pudieron haberse manejado de otra manera.

Uno de los temas destacados fue el acercamiento diplomático con el entonces presidente de Estados Unidos, Donald Trump. Reconoció que la estrategia y el costo asociado a esta interacción no se alinearon con los resultados esperados.

Peña Nieto señaló que la manera en que se abordó la relación con Trump y las negociaciones subsiguientes pudieron haberse realizado de forma diferente para evitar repercusiones. A pesar de estas dificultades, destacó que este periodo eventualmente sirvió para establecer un diálogo que benefició a ambos países. La renegociación del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) se presentó como un caso de éxito derivado de esta dinámica, la cual ha fomentado un aumento en las exportaciones y en la llegada de inversiones a México.

El acercamiento con Donald Trump, particularmente al inicio de la presidencia de Trump en 2017, fue un tema de alto interés y preocupación tanto para México como para la comunidad internacional, dado el discurso del entonces presidente estadounidense sobre temas sensibles como la inmigración y el comercio.

El Pacto por México fue un acuerdo político nacional firmado el 2 de diciembre de 2012, justo un día después de la toma de posesión del presidente Enrique Peña Nieto. Este pacto fue suscrito por los líderes de los tres principales partidos políticos de México en ese momento: el Partido Revolucionario Institucional (PRI), el Partido Acción Nacional (PAN) y el Partido de la Revolución Democrática (PRD), junto con el presidente de la República.

Su objetivo principal fue establecer un conjunto de reformas estructurales en áreas clave como la educación, las telecomunicaciones, la fiscalidad y la energía, entre otras, con la intención de impulsar el crecimiento económico y el desarrollo social de México.

El Pacto por México fue criticado por diversas razones. Uno de los principales puntos radicó en la percepción de que las reformas impulsadas, aunque necesarias en teoría, no se implementaron de manera que beneficiaran equitativamente a toda la sociedad mexicana. En particular, la reforma energética y la reforma educativa fueron vistas por sectores de la población como favorecedoras de intereses privados y corporativos en detrimento del bienestar público y los derechos laborales.

Además, hubo críticas sobre la forma en que se llevó a cabo el proceso de negociación y aprobación de las reformas. Algunos sectores argumentaron que el proceso fue poco transparente y que se negoció entre una élite política sin una participación amplia de la sociedad civil o suficiente debate público.

La fragmentación y posterior ruptura del Pacto por parte de algunos de los partidos firmantes, especialmente el PRD, al percibir que el pacto servía más a los intereses del partido en el gobierno que al interés nacional, también alimentó las críticas. Esto puso en duda la viabilidad y la sinceridad detrás del compromiso político del Pacto por México, así como su efectividad para lograr un consenso genuino en pro del desarrollo del país.