Del caníbal de Atizapán a los de Ecatepec: cuántos feminicidas seriales han sido atrapados por casualidad

El reciente feminicidio de María José, una joven de 17 años que deseaba ingresar a la Universidad Autónoma Chapingo, ha conmocionado a México. Y es que la muerte de la estudiante de preparatoria reveló un hecho perturbador. Su presunto agresor, un hombre identificado como Miguel ‘N’, sería un posible feminicida serial.

Los hechos que revelaron este nuevo caso que refleja la problemática de violencia de género que México atraviesa ocurrieron el pasado martes 16 de abril en la colonia La Cruz Coyuya, alcaldía Iztacalco. De acuerdo con los primeros reportes, María José se encontraba sola al interior de su domicilio, cuando Miguel ‘N’ ingresó y abusó sexualmente de ella. Después, la asesinó al interior de su habitación.

Información extraoficial refiere que la madre de María José, Cassandra, había salido de su hogar solo por unos y minutos, por lo que cuando regresó al domicilio encontró al presunto criminal intentando darse a la fuga. Después de un breve altercado, Miguel ‘N’ la habría atacado con un arma punzocortante, causándole heridas graves en el cuello y espalda.

Ese mismo día, después de la detención del acusado, la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México (FGJCDMX) ejecutaron una orden de cateo a su domicilio, hallando en su interior diversos restos óseos, rastros biológicos, un serrucho, libretas, identificaciones oficiales femeninas, rastros hemáticos, teléfonos celulares, discos compactos y una memoria; objetos que revelarían su participación en otros feminicidios.

“Los indicios localizados en el sitio (...), nos señalan claramente la existencia de un posible feminicida serial, quien estaría relacionado con la desaparición de varias mujeres reportadas ante la Fiscalía de Investigación y Búsqueda de Personas, la FIPEDE”, informó la dependencia.

Al respecto, destaca que aunque los feminicidas seriales no son un fenómeno común en México, este no es el primer caso que se registra en la República. Estos son tres de los casos más conocidos.

En mayo de 2021, se dio a conocer uno de los casos más perturbadores en la historia reciente de México, el del denominado ‘Caníbal de Atizapán’.

De nombre completo Andrés Filomeno Mendoza Celis, se trata de un hombre originario de Oaxaca que fue arrestado en su domicilio ubicado en Atizapán de Zaragoza, Estado de México, tras la desaparición de Reyna Gonzalez Amador, una mujer de 34 años.

La detención reveló una escena dantesca: en su casa se encontraron restos humanos que pertenecían a varias víctimas, así como objetos personales, credenciales de elector y libretas con nombres.

Andrés “N” confesó haber cometido feminicidios durante casi dos décadas, dando escalofriantes detalles sobre sus crímenes, incluido el canibalismo. Las investigaciones posteriores indicaron que el número de víctimas podría ser mayor a 31.

Por el feminicidio de Reyna, en marzo de 2022 fue formalmente vinculado a proceso y encarcelado a prisión vitalicia. A la fecha, se han emitido ocho sentencias en su contra por la desaparición y asesinato de varias mujeres.

Conocido como La casa de los horrores de México, el caso de Juan Carlos y su pareja Patricia Martínez es uno de los más atroces en la historia de México.

Esta pareja fue arrestada en octubre de 2018 en Ecatepec, Estado de México, bajo la sospecha de feminicidios, luego de que se les encontrara transportando restos humanos en un carrito de bebé.

Durante las investigaciones y tras su detención, Juan Carlos “N” admitió haber asesinado a al menos 20 mujeres, aunque las autoridades indicaron que el número podría ser mayor. Detalló también prácticas de canibalismo y desmembramiento de cuerpos, así como la venta de restos y objetos pertenecientes a sus víctimas.

Esta confesión y los elementos recabados en su domicilio, incluidos restos humanos y objetos personales de varias desaparecidas, evidenciaron la brutalidad y frialdad de sus actos.

El modus operandi del dúo era el siguiente: Patricia Martínez atraía a las víctimas, todas ellas conocidas de algún modo, con falsas promesas hasta su domicilio. Una vez allí, eran violentadas por Juan Carlos.

El 1 de octubre de 2019 fueron sentenciados a 327 años de prisión ―cada uno― por ocho cargos de feminicidio, trata de personas e inhumación ilegal de restos humanos.

César Armando Librado Legorreta, conocido como ‘El Coqueto’, fue detenido en febrero de 2012 por su implicación en los asesinatos de al menos seis mujeres en la entidad mexiquense, una región especialmente azotada por violencia feminicida.

Las investigaciones revelaron que Librado Legorreta, conductor de un microbús del paradero de Chapultepec-Valle Dorado, violó y asesinó a sus víctimas a bordo de la unidad para evitar que lo denunciaran. Tras los delitos, tiraba sus cuerpos en diferentes puntos de Tlalnepantla, Naucalpan, Cuautitlán Izcalli y la Ciudad de México.

Su detención no puso fin inmediato a la inquietud pública, dado que brevemente logró escapar de la custodia policial, incidente que desató críticas severas hacia las autoridades por la falta de medidas de seguridad adecuadas. Su recaptura días después sólo subrayó la necesidad urgente de reformas dentro de las instituciones encargadas de la seguridad y procuración de justicia.

Librado Legorreta finalmente fue sentenciado a más de 240 años de prisión.

Se tipifica como feminicida serial a la persona que se caracteriza por asesinar a varias mujeres, siguiendo un patrón específico o motivado por un impulso psicológico, cultural o social arraigado en perspectivas distorsionadas del género. Estos crímenes, que se cometen en diferentes momentos y ocasiones, distinguen a los feminicidas seriales de otros tipos de agresores, marcando una premeditación y una metodología en sus acciones.

La dinámica de estos asesinatos suele estar profundamente influenciada por el deseo de ejercer poder y control sobre las víctimas, reflejando nociones extremas de dominación. El término “feminicida” proviene de “feminicidio”, que se refiere al asesinato de mujeres y niñas basado en su género, destacando la naturaleza sistemática y estructural de la violencia contra las mujeres en la sociedad.

Los feminicidas seriales pueden operar basados en una variedad de motivaciones, desde la satisfacción de impulsos psicopáticos hasta la manifestación de odio o desprecio hacia las mujeres. La detección y captura de estos delincuentes representa un desafío significativo para las autoridades, dado que suelen emplear tácticas para evadir la detección y pueden operar durante largos períodos sin ser identificados.

Cabe recordar que, en la Ciudad de México, el feminicidio es castigado con una pena de 40 a 70 años de prisión.