La pequeña sindicatura de Jesús María, en Culiacán, acaparó la atención de medios nacionales e internacionales en enero de 2023, cuando las fuerzas federales ubicaron y detuvieron a Ovidio Guzmán López, hijo de Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán.
La casa en la que ‘El Ratón’ se refugiaba es una de las tres viviendas que resaltan en esta pequeña comunidad de apenas cinco mil habitantes. Otra le pertenece a su madre, Griselda López Pérez, y la tercera es la que alberga los restos de su hermano mayor, Édgar Guzmán, quien fue asesinado en la capital sinaloense en 2008.
A poco más de un kilómetro del arco que da la bienvenida a Jesús María se ubica el rancho que ‘El Chapo’ mandó a construir tras la muerte de su primogénito.
En entrevista con Infobae México, el periodista José Luis Montenegro detalló que se trata de “un rancho precioso enclavado en una ciudad que es fantasma, una ciudad paupérrima donde no hay nada” salvo las tres casas vinculadas a los Guzmán.
Una descripción de dicha propiedad fue compartida por Montenegro en su libro Los Chapitos: radiografía criminal de los herederos del Cártel de Sinaloa. Según lo que pudo apreciar en múltiples visitas a la sindicatura, “en la entrada principal hay una rotonda con la estatua del fallecido vástago y grandes jardines que rodean la hacienda”.
Aunque el lugar mantiene abiertas sus puertas, “la gente que caminaba sobre la acera no se atrevía a mirar ni de reojo la casa. Parece ser que estaba prohibido”, narra el periodista en su texto.
Medios locales que han visitado el sitio señalaron que el inmueble cuenta con aire acondicionado, baños, varias habitaciones y tiene vigilancia las 24 horas. Una de las construcciones que incluye el predio, aparentemente, es utilizada para guardar todo el equipo necesario para el mantenimiento del lugar.
Por medio de plataformas de navegación satelital es posible observar la amplia extensión de este rancho, cuyo perímetro está lleno de palmeras.
Édgar Guzmán López fue asesinado el 8 de mayo de 2008, a los 22 años, a las afueras del centro comercial City Club de Culiacán. Según las crónicas de la prensa local, aquel día se dispararon alrededor de 500 balas.
Las primeras suposiciones apuntaron que Édgar habría sido ejecutado por sicarios de los Beltrán Leyva, pero también existe la versión de que sus verdugos operaban bajo las órdenes de su propio padre y lo habrían matado por error.