Culiacanazo: recapturan a hombre que se fugó del penal de Aguaruto durante enfrentamientos del 2019

La captura de Óscar Geovanni “N” marca el octavo arresto de los prófugos del Centro Penitenciario de Aguaruto, reduciendo la lista de pendientes desde el 2019

Ovidio Guzmán López los Chapitos cualiacanazo Sedena (Ilustración: Infobae/Jesús Avilés)

La Secretaría de Seguridad Pública del Estado de Sinaloa (SSPE) confirmó la recaptura de Óscar Geovanni “N”, fugado del Centro Penitenciario de Aguaruto durante el llamado Culiacanazo o “Jueves Negro”, episodio de violencia desatado en Culiacán el 17 de octubre de 2019 con la captura y posterior liberación de Ovidio Guzmán López, hijo de Joaquín “El Chapo” Guzmán.

Óscar Geovanni “N” forma parte del grupo de 51 reos que lograron evadirse en medio de la violencia desatada por la captura del también conocido como “El Ratón” hace casi cuatro años.

La aprehensión de Óscar Geovanni “N” se llevó a cabo gracias a la colaboración de autoridades de diversos niveles de gobierno, aunque no se proporcionaron detalles específicos sobre el operativo. Con este arresto, ascienden a ocho los individuos recapturados de los que originalmente escaparon durante el mencionado evento.

Operativo de seguridad desplegado en el Penal de Aguaruto tras la fuga masiva de reos durante el Culiacanazo de 2019. Crédito: Cuartoscuro

Cabe destacar que el 17 de marzo pasado se logró la detención de Jairo de Jesús “N”, otro de los fugados, en la plaza San Isidro al sur de Culiacán, tras ser identificado en medio de una riña en un centro comercial.

Cabe recordar que Óscar Geovanni “N” se encontraba aprehendido por delitos contra la salud. De los 51 reos, al menos 39 se encontraban por delitos del fuero federal y 10 por delitos de fuero común. En consecuencia, Eduardo Arturo Bailleres, director del penal, fue cesado de sus funciones.

Qué fue el Culiacanazo

El “Culiacanazo” se convirtió en un hito clave en la historia reciente de México, marcando un punto de inflexión en la lucha del país contra el narcotráfico y la violencia relacionada con el crimen organizado.

Decenas de vehículos quedaron calcinados tras el "Culiacanazo". (Cuartoscuro)

El 17 de octubre de 2019, la ciudad de Culiacán fue testigo de una violenta confrontación entre las fuerzas de seguridad mexicanas y los sicarios del Cártel de Sinaloa, luego de un operativo fallido para capturar a Ovidio Guzmán López, hijo de Joaquín “El Chapo” Guzmán.

El operativo, parte de una estrategia de las autoridades mexicanas para detener a Guzmán López por cargos relacionados con el narcotráfico, desencadenó una serie de eventos caóticos y sangrientos.

Los sicarios del cártel, armados y organizados, tomaron las calles de Culiacán, bloquearon carreteras y atacaron a las fuerzas de seguridad con una ferocidad que dejó al descubierto la enorme influencia y poderío del crimen organizado en la región.

(Foto: Cortesía: SSP Sinaloa)

La ciudad se sumió en el caos y el terror mientras los enfrentamientos armados se extendían por varias horas, con tiroteos, bloqueos de carreteras y escenas de violencia generalizada. Ante la magnitud de la situación y el riesgo para la población civil, las autoridades mexicanas tomaron una decisión polémica: liberar a Ovidio Guzmán.

La liberación de Guzmán López fue interpretada por muchos como una muestra de debilidad del Estado mexicano frente al poder del narcotráfico, y generó una ola de críticas tanto a nivel nacional como internacional.

En respuesta a las críticas, el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador defendió su decisión argumentando que había priorizado la protección de la vida de los ciudadanos y evitado una masacre mayor.