Por medio de redes sociales se mostraron unas imágenes de ciudadanos que se dieron cita al exterior de Palacio Nacional, en la Ciudad de México, con el fin de exigir justicia por el asesinato de los activistas Antorcha Campesina, Conrado Hernández y su esposa, Mercedes Martínez, así como su hijo Vladimir, de apenas 6 años de edad, quienes eran originarios de Guerrero.
Con pancartas en mano, decenas de manifestantes piden que se capturen a los responsables de terminar con la existencia de Los Antorchistas, pues hasta la fecha no se sabe nada de los responsables.
Los hechos se registraron el pasado 12 de abril del 2023, cuando los coordinadores de Movimiento Antorchista en Guerrero fueron privados de la vida por desconocidos.
La Fiscalía de Guerrero y la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana han sido señaladas por negligencia en la continuación de una investigación penal, ignorando el caso durante seis meses y dejando a los responsables en libertad sin enfrentar consecuencias.
Esta situación ha generado una creciente indignación entre los afectados y la sociedad civil, quienes exigen justicia y la reactivación inmediata del proceso judicial.
Los hechos denunciados destacan una aparente falta de interés y seguimiento por parte de las autoridades encargadas de garantizar la seguridad y el cumplimiento de la ley en el estado de Guerrero.
De la misma forma los Antorchistas también realizaron una protesta en Chilpancingo, Guerrero, donde se dirigieron ante las autoridades estatales, así como nacionales, a la espera de una pronta respuesta a pesar del tiempo transcurrido.
Cómo fueron asesinados los activistas
Aunque al principio se mencionaba que los miembros de Antorcha Campesina, murieron en un accidente, miembros de la asociación aseguraron que la familia fue asesinada, pues contaban con severos golpes provocados por otra personas, además de que el menor tenía señas de estrangulamiento.
Este suceso pone de relieve la vulnerabilidad de los activistas en el contexto de la seguridad pública dentro del país.
Los cuerpos fueron encontrados en el interior de un vehículo, evidenciando signos de violencia que apuntan hacia un acto premeditado.
La demanda por justicia en este caso se amplía más allá de la captura de los perpetradores directos, extendiéndose hasta aquellos que podrían haber orquestado el ataque.
Las primeras investigaciones indicaban que había muerto en un accidente tránsito, cuando viajaban en un automóvil de la marca Chevrolet Corsa de color negro, al volcar en un barranco de unos 50 metros de profundidad cerca del poblado Agua de Obispo.