La presencia de mujeres rusas en México representa un choque cultural, donde dos tradiciones diferentes y contrastantes se encuentran y entrelazan. La adaptación a un nuevo país siempre implica desafíos, y para las jóvenes extranjeras, México presenta un escenario desconocido y un país del que se ha dicho muchas cosas, y lamentablemente no todas positivas.
Uno de los aspectos más notables es la adaptación al clima y a la comida. La vasta diferencia entre lo templado y frío de muchas regiones de Rusia ante el clima cálido o incluso tropical de algunas partes de México significa un ajuste no sólo en términos de vestimenta, sino también en las costumbres diarias y actividades recreativas.
La cocina mexicana, conocida por su variedad y especialmente por su picante, contrasta con la cocina rusa, que se inclina más hacia sabores más uniformes y platos menos condimentados. Este choque culinario es una fuente de descubrimiento y, a menudo, de deleite.
El idioma y las diferencias sociales también representan un desafío inicial. El español, con sus variaciones y riqueza, puede ser difícil de dominar para hablantes nativos del ruso. Además, las prácticas sociales mexicanas, que tienden a ser extrovertidas y muy familiares, contrastan con el comportamiento a veces más reservado de las rusas.
Sin embargo, es inminente que tanto mexicanos como extranjeros encuentren aspectos que no les parecen gratos o en los que no están de acuerdo con las personas con orígenes en otro país pues eso es lo que sucede cuando se da un choque cultural, principalmente en ideologías y tradiciones.
De acuerdo con una mujer rusa que comparte videos dentro de las redes sociales, ella estuvo viviendo un tiempo en la ciudad de Guadalajara, capital del estado de Jalisco, donde le sucedieron algunas cosas que no le gustaron, entre las que destacó el hecho de que la llegaron a tratar diferente por un motivo.
De acuerdo con el testimonio de la joven extranjera lo que sucedió es que notó que cuando estaba maquillada y “bien vestida” la trataban de una forma distinta a cuando la veían desarreglada o lista para hacer ejercicio en el gimnasio o al aire libre, pues no contaba con maquillaje y con prendas “elegantes”, sino deportivas.
“No sé si es verdad o no... cuando yo tengo maquillaje y ropa bonita me tratas de una forma y cuando no tengo maquillaje y la ropa del gimnasio me tratas diferente, pero déjenme su opinión, necesito saber”, declaró la joven rusa.
Otro de los motivos por los que no le gustó estar en Guadalajara fue porque ningún negocio contaba con el modo de pago Apple Pay. Lo que le causó conflicto pues era una forma de adquirir sus productos que ella utilizaba de manera recurrente cuando estaba en su país de origen.
“No hay Apple Pay en ningún lugar al que fui, ni en la farmacia, tienda, restaurante, tienda de ropa”, detalló, además agregó que los mexicanos con negocios, al vivir en un país con alta afluencia de extranjeros necesita adaptarse a los medios de pago internacionales.
Rusa cuenta qué no le gusta de México
La misma joven rusa que habló sobre lo que no le gustaba de Guadalajara también detalló en lo que no estaba de acuerdo con la cultura mexicana y tiene relación con la comida.
Ella dijo que si bien tenía gusto por los tacos y las quesadillas, todo ello lo comía sin picante porque no toleraba las salsas o los trozos de chile en sus alimentos.