Pancho Villa es uno de los personajes de la Historia de México cuya relevancia ha sido debatida. Debido a su faceta revolucionario, llegó a ser de los personajes más buscados para ser apresado y asesinado. Incluso, días antes de su muerte, libró un atentado en su contra gracias a la presencia de un grupo de niños en Chihuahua.
Doroteo Arango, también conocido como Pancho Villa, murió el 20 de julio de 1923 en la ciudad de Parral, Chihuahua. Aquella ocasión, un grupo de conspiradores que se dio cita en la demarcación ubicada al norte del país orquestó un atentado contra el Centauro del Norte cuando se desplazaba en su automóvil. No obstante, días antes lo intentaron pero su intento se vio frustrado.
Cómo Pancho Villa se salvó de un atentado gracias a un grupo de niños de primaria
De acuerdo con la investigación que diversos investigadores como Friedrich Katz y Paco Ignacio Taibo II, quienes se dedicaron a reconstruir pasajes de la vida del revolucionario entre los que se encontraron las últimas horas de su vida, días antes de su asesinato, los perpetradores del crimen tuvieron la posibilidad de asesinarlo.
Según los registros, fue el 18 de julio de 1923 cuando Pancho Villa arribó a la ciudad de Parral, Chihuahua, con la finalidad de acudir al banco y retirar dinero para poder realizar el pago al personal de apoyo que tenía en la Hacienda del Canutillo. Una de las primeras cosas que realizó fue enviar cartas a la mujeres con quienes había sostenido relaciones sentimentales.
Posteriormente se dispuso a acudir al banco para recoger el dinero y cumplir con uno de sus principales cometidos. Al día siguiente visitó el hotel Hidalgo, se trataba de un regalo que Rodolfo Alvarado regaló al Centauro del Norte y se encontró a nombre de Manuela Casas, una de sus amantes con residencia en la ciudad de Parral.
Después de dicho suceso aconteció el primer intento de atentado en su contra. Por la tarde, Villa, Miguel Trillo y un par de escoltas caminaron desde el hotel hacia el hogar de Manuela Casas. En la ruta, la comitiva de Villa y el revolucionario caminó por la acera de enfrente de la casa donde se encontraban los perpetradores del atentado.
Al notar su presencia, los hombres apuntaron sus rifles por las ventanas y esperaron la orden de quien se encontraba al mando de la operación. No obstante, cuando estuvieron a punto de disparar sus fusiles, un grupo de niños que acababa de salir del Colegio Progreso pasó al lado del caudillo y frustraron el intento.
La suerte del revolucionario no duró más allá. Aunque esa noche pudo dormir en la casa de Manuela Casas, al día siguiente, cuando se dispuso a volver a la Hacienda del Canutillo, la comitiva del caudillo que viajaba a bordo del Dodge Brothers fue sorprendida en la calle de Juárez y Gabino Barreda.
En ese instante, Juan López Sáenz Pardo dio la señal para indicar a los asesinos que Villa era el conductor del vehículo. Apenas pudo avanzar algunos metros cuando los matones abrieron las puertas de un domicilio y descargaron sus armas en contra de Villa y sus acompañantes. Fueron 12 balazos los que terminaron con la vida del Centauro del Norte, quien no pudo librar el atentado orquestado por el diputado Jesús Salas Barraza, político supuestamente motivado por intereses del gobierno de los Estados Unidos.