En una revelación sorprendente, Claudio Bermúdez, exintegrante del icónico grupo mexicano Timbiriche, compartió detalles sobre su turbulento pasado y cómo los excesos afectaron profundamente su vida.
El músico que formó parte del grupo pop a partir de 1989 en sustitución de Eduardo Capetillo, contó que para asegurar su entrada a Timbiriche recurrió a un oscuro ritual, el cual tuvo repercusiones sobrenaturales.
Fundado en 1981, el grupo se mantuvo en el corazón del público durante 13 años, consolidándose como una de las bandas más influyentes de México en la década de los 80.
Notorio por sus fundadores Benny Ibarra, Erik Rubín, Diego Schoening, Sasha Sokol, Alix Bauer, Mariana Garza, y Paulina Rubio, Timbiriche también dio la bienvenida a otros artistas destacados como Thalía, Bibi Gaytán, y Edith Márquez.
Fue en una rotación de integrantes que Claudio se unió al grupo que ya era todo un éxito continental.
El artista, quien hoy está retirado del entretenimiento comercial, rememoró su llegada al grupo como un cambio significativo debido a la fama masiva.
“Me trataron muy bien, me recibieron muy bien, pero también fue un desvalance muy fuerte porque eran exageradamente famosos. Son personajes del pueblo, entonces los hacía unos gigantes en el escenario, eran un fenómeno”, contó Claudio en una entrevista con la periodista Inés Moreno en su canal de YouTube.
La fama y fortuna, sin embargo, no vinieron solas. Bermúdez narró cómo los excesos y una vida llena de lujos lo alejaron de sus amigos, sumiéndolo en un círculo de adicciones del que le costó salir.
“Probé de todo pero nunca fui adicto a las drogas, las probé muchas veces dentro y fuera de Timbiriche, pero no me gustaba el efecto que me causaba, me encantaba el alcohol, la pachanga y a lo que sí fui adicto fue al sexo, caí en una dependencia tremenda”, admitió.
Pero el ingreso de Claudio a Timbiriche no fue fácil. Después de asistir a castings durante ocho meses, decidió “acelerar el proceso” a través de un ritual mágico, lo cual más tarde consideraría un grave error. El cantante acudió al consultorio de un “doctor”, que resultó ser un mago ocultista.
“Me habían dicho de ese señor que a través de la superación mental y la metafísica me iba a ayudar. En realidad, lo que hizo fue darme una receta escrita en un papel y decirme, lo vas a repetir siete veces diario y me metió a un círculo negro y puso su mano sobre mí al menos 15 minutos (...) no fue de velas ni sacrificios de sangre, ese hombre tenía mucho poder,” relató, evidenciando las medidas extremas que tomó para formar parte del grupo.
“Después se hizo muy famoso en el medio artístico. Era “el médico”, pero ya cuando entrabas veías sus fotos y decía Congreso de satanismo y era el vicepresidente de eso en toda Latinoamérica (...) no lo hice como una práctica, fui una sola vez y después me puse muy mal y dejé de hacerlo”.
Y es que tras la práctica del conjuro, Claudio, quien hoy profesa la fe cristiana y es pastor en una iglesía evangélica, comenzó a percibir situaciones extrañas, que asegura fueron de naturaleza demoniaca.
Claudio Bermúdez experimentó presencias oscuras
“Me movían las cosas en mi casa... se dieron cuenta de que yo no estaba alucinando porque se movían los muebles, se movía la sala, los floreros, aventaban el radilocalizador, que en esa época usábamos el Bíper, era que estaba ahí una presencia muy fea a raíz de esto que había vivido”, recordó.
Claudio Bermúdez contó que hasta su esposa fue testigo del espíritu que lo acechaba.
“Ella lo llegó a ver, al principio dudaba, pero ya cuando vio que volaba el Bíper, cuando se escuchaba el trancazo en la sala e íbamos y era el sillón movido, ya nos dimos cuenta que no era un tema psicológico, alguien va a decir ‘las drogas destruyen’, pero era el diablo”.
“Es que no es un juego, cuando tú consultas y rompes una ley divina...y buscas a un brujo, un hechicero, un agorero, un mago, magia blanca, magia negra, horóscopos y todas esas cosas, dice la Biblia que Dios aborrece eso, y cuando lo haces le habres una puerta al diablo”, afirmó.
Actualmente, Claudio Bermúdez es propietario de una universidad y pastor Cristiano. Ya no trabaja frente a las cámaras pero sí apoya a nuevas figuras. En los últimos años ha escrito y producido música para personalidades como Carlos Rivera, Paulina Rubio, Edith Márquez, Cuisillos y Ragazzi.