Pasaron más de 20 horas desde la desaparición del periodista Jaime Barrera hasta el primer pronunciamiento público de la Fiscalía del Estado de Jalisco, en el que se dio a conocer que el caso podría tratarse de una privación ilegal de la libertad.
Minutos después de las dos de la tarde del 11 de marzo, el comunicador abandonó las instalaciones de Megaradio en la colonia Jardines de San Ignacio, Zapopan.
Se dirigió a su vehículo y, antes de poder encenderlo, varios sujetos armados lo obligaron a descender y lo subieron a otra unidad para llevárselo con ellos.
Inicialmente, la Fiscalía se concentró en realizar un seguimiento a la camioneta Fiat Flashback color gris propiedad de Jaime, pues las cámaras de videovigilancia del Escudo Urbano captaron su movimiento.
Sin embargo, la ruta de dicho vehículo no arrojaba pistas sobre el paradero del periodista debido a que él no viajaba ahí.
Fue hasta que la dependencia recibió las declaraciones de un testigo anónimo que ajustaron las acciones de búsqueda, pues se percataron de que Barrera Rodríguez había sido trasladado en otra camioneta contra su voluntad.
“La información que tenemos es la versión de las personas que refieren que se dieron cuenta de la privación [...] Tenemos el dato de la privación violenta por gente armada”, expresó el fiscal Luis Joaquín Méndez Ruiz.
En este sentido, el gobernador Enrique Alfaro reveló que las primeras noticias que recibió la corporación sobre esta privación llegaron hasta 20 horas después por dicho testigo. Fue a partir de la descripción que esta persona compartió sobre la segunda camioneta que comenzaron a rastrearla.
“Se tuvo la posibilidad de darle el seguimiento y de encontrarla en un taller”, añadió Alfaro en una conferencia de prensa.
Acorde con las primeras declaraciones del periodista, fue llevado por sus captores a por lo menos un par de domicilios, luego lo trasladaron a un vehículo adicional y finalmente lo dejaron libre en el municipio de Magdalena.
Debido a la etapa en la que se encuentra la investigación, las autoridades no han logrado establecer con claridad qué ocurrió, así como tampoco se ha determinado la identidad de los responsables ni el móvil de los hechos.
“Evidentemente no fue un secuestro, no hubo petición de rescate, no fue un robo, no fue un intento de homicidio, fue otra cosa”, resaltó el gobernador en el encuentro con los medios.