En el suroeste de la Cuenca de México, cerca de la antigua ubicación del Lago de Xochimilco, se encuentra la Zona Arqueológica de Cuicuilco, “lugar donde se hacen cantos y danzas”, uno de los asentamientos más antiguos del valle de México, fechado entre el 800 a.C. y el 250 d.C.
Este sitio ha sido identificado como un centro ceremonial crucial del Período Preclásico mesoamericano, compartiendo su época de esplendor con la Cultura Olmeca. La erupción del volcán Xitle marcó el fin de Cuicuilco, un evento que transformó el paisaje cultural del sur de la Cuenca de México y propició el ascenso de Teotihuacán.
Cuicuilco se distingue por haber sido uno de los primeros grandes centros cívico-religiosos en el Eje Neovolcánico. Su estructura urbana incluía ocho edificaciones principales de carácter religioso y habitacional, así como una pirámide que vinculaba los ideales religiosos con el orden cósmico.
Este sitio arqueológico ofrece una ventana a los sistemas culturales y sociales que prevalecían en la Mesoamérica preclásica, además de ilustrar el impacto de fenómenos naturales como las erupciones volcánicas en el desarrollo humano y cultural.
Además de su importancia arqueológica, Cuicuilco tenía una población estimada de 20,000 habitantes y mostró un desarrollo urbano significativo entre los años 600 y 200 a.C.
Ubicada estratégicamente para el acceso a recursos naturales, la ciudad practicaba una agricultura avanzada, mantenía configuraciones urbanísticas complejas y desarrollaba una tradición cerámica sofisticada. Pese a su floreciente desarrollo, la prosperidad de Cuicuilco fue abruptamente interrumpida por la erupción de Xitle, lo que resultó en la destrucción de gran parte de sus estructuras y la dispersión de su población.
La evidencia arqueológica de Cuicuilco no solo destaca sus avances arquitectónicos y agrícolas, como el uso de sistemas de canales de riego, sino también prácticas culturales como la deformación craneana y la mutilación dental.
Los investigadores han resaltado la jerarquización de su sociedad, compuesta por campesinos, artesanos, sacerdotes y gobernantes, que demostraron un alto grado de organización y desarrollo. Aunque su existencia fue interrumpida, Cuicuilco sigue siendo un testimonio de la complejidad y riqueza cultural de las sociedades preclásicas mesoamericanas.
El destino de los habitantes fue prácticamente un misterio, algunos investigadores han propuesto que habitaron en las periferias o migraron hacia otros estados, sin volver a lo que era su hogar durante ese tiempo, aunque tampoco hay un estimado del total de personas que pudieron haber fallecido a causa de la erupción la cual estuvo a unos cuántos kilómetros de dónde se asentaron.