El conjunto de esculturas Tres virtudes teologales de Manuel Tolsá fueron recolocadas en la Catedral Metropolitana de la Ciudad de México, luego de que resultaron dañadas durante el sismo del 19 de septiembre de 2017.
Se trata de tres efigies conocidas como La Fe, La Caridad y La Esperanza. Esta última cayó desde una altura de 45 metros y sufrió daños graves, por lo que su rostro tuvo que ser reconstruido.
La reconstrucción de La Esperanza desató críticas por parte de quienes consideran que su aspecto es completamente distinto al que diseñó Manuel Tolsá.
Algunos inconformes argumentaron que la pieza tiene ahora rasgos indígenas, que no coinciden con los que tenía antes de caer durante el terremoto. En relación a este cambio, mencionaron que no están en contra de los pueblos originarios, pero que lo correcto era respetar el diseño del escultor español.
La situación recordó a la ocurrida con la obra Ecce Homo, del pintor Elías García Martínez. La pintura representa a Cristo en el momento en que Pilato lo presentó frente al pueblo; sin embargo, en 2012 una mujer de entonces 81 años de edad sin formación artística la intentó restaurar y como resultado obtuvo una imagen distorsionada.
Fue así que la obra de 1930, resguardada en el Santuario de la Misericordia en el pueblo español Borja, se ganó la fama de ser “la peor restauración de la historia”.
¿Cómo fue reconstruida “La Esperanza”, escultura de Manuel Tolsá?
Durante el terremoto la escultura cayó sobre el atrio de la Catedral, lo cual afectó principalmente su parte superior. Esto resultó en la pérdida de dos tercios de la cabeza, aunque el resto del cuerpo sufrió daños menores.
Después de someterse a etapas de limpieza y fortalecimiento tanto en su estructura como en su base, se emprendió un proyecto sin precedentes para esculpir en una nueva piedra una réplica de la cabeza de la figura femenina que Tolsá creó para simbolizar a La Esperanza.
La restauradora Marina Raquel Straulino Muñoz de Cote señaló que una parte del rostro de piedra que resistió el golpe sirvió de guía para la elaboración de un modelo en plastilina, el cual, tras ser aprobado por especialistas de la Secretaría de Cultura federal y de la Coordinación Nacional de Conservación del Patrimonio Cultural (CNCPC) del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), con el consentimiento de las autoridades eclesiásticas de la catedral, fue tallado por expertos canteros.
Arturo Balandrano Campos detalló que se utilizó cantera chiluca para lograr la tonalidad exacta que la pieza requería.
Sumado a ello, le colocaron un refuerzo metálico que une a las dos grandes secciones de la escultura para evitar que se desplace.
En tanto La Fe y La Caridad pasaron por un proceso de limpieza general luego de ser desmontadas preventivamente debido que durante el sismo se desplazaron.
El conjunto escultórico data de 1813, año en que Manuel Tolsá participó en la develación en el ático de la Catedral Metropolitana.
Las piezas son de tres metros de altura, tienen un peso de cuatro toneladas y están hechas de piedra blanca del tipo de las chilucas.
Detrás de cada uno de los elementos hay un simbolismo católico. En el caso de La Esperanza, tiene un ancla que representa la seguridad en tiempos de tormenta, que también podría simbolizar que la esperanza es el “ancla del alma”.