El pasado 17 de enero, autoridades de Michoacán desmantelaron un taller clandestino donde se fabricaba armamento mortal que presuntamente estaba vinculado con el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG). A casi un mes de su descubrimiento se dio a conocer el tipo de artefactos encontrados en el lugar.
El narcotaller se ubicaba en la localidad de Zicuirán, perteneciente al municipio de La Huacana, y fue hallado por elementos de la Guardia Civil, del Ejército y la Guardia Nacional.
Luego de conseguir un mandamiento judicial, los uniformados entraron a la bodega de la colonia Bachilleres, donde se percataron que dicho sitio había sido habilitado para la fabricación de armamento, como lanzagranadas y bombas que son arrojadas desde drones.
En este taller clandestino se realizaba toda la “línea de producción”, desde la materia prima hasta la manufactura de los artefactos explosivos, según reportes del periodista Ángel Hernández de Milenio.
El director del Equipo Antibombas de Michoacán, Carlos Roberto Gómez Ruiz, comentó al medio referido que el narcotaller estaba conformado por dos inmuebles que contaban con equipo especializado para la fabricación de explosivos improvisados.
En total se encontraron 95 kilos de explosivos que tenían la capacidad de producir alrededor de mil 300 artefactos, como bombas, granadas y lanzagranadas calibre .40. También se localizaron 311 dispositivos artesanales desactivados.
La Fiscalía estatal informó que personal de la Policía de Investigación (PDI) aseguró maquinaria para fabricación hechiza, aditamentos de armas de fuego y máquinas utilizadas para la “elaboración de uniformes de las fuerzas armadas”.
En uno de los inmuebles también se encontró un vehículo blindado y un par de fusiles Barret calibre .50, capaces de derribar aeronaves y perforar el blindaje de vehículos navales. Este tipo de armamento, además de ser usado por el CJNG, también es empleado por el Cártel de Sinaloa.
Pese al aseguramiento de este taller clandestino, las autoridades michoacanas no reportaron personas detenidas durante estas acciones.
El CJNG cuenta con un equipo especializado en el manejo de drones, llamado “Operadores Droneros”, cuya función principal es perpetrar ataques con explosivos en zonas estratégicas de la organización criminal, como Michoacán.
Los miembros de esta unidad se identifican por un parche circular colocado en sus chalecos antibalas. En la parte superior tiene bordada la leyenda “Operadores Droneros”, mientras que en la inferior se distinguen las iniciales del CJNG, según se aprecia en las imágenes que se han difundido en redes sociales.
Otro elemento que destaca es un distintivo que lleva las letras “RR”, en referencia a Ricardo Ruiz Velasco, alias el Doble R, líder del Grupo Élite del CJNG.
La corporación C/O Futures menciona en su informe Operadores Droneros del CJNG: Unidad especializada en drones que los primeros ataques con explosivos del “cártel de las cuatro letras” se remontan a noviembre de 2021.
Sin embargo, los investigadores Robert J. Bunker y Jonh P. Sullivan indican que el uso de drones como armas fue una táctica que emplearon los grupos criminales en México a partir del 2017.
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