Helena Rojo, icónica figura del cine, televisión y teatro mexicano, ha dejado un vacío irremplazable en el mundo del espectáculo tras su fallecimiento. La actriz, conocida por sus memorables actuaciones, tuvo una vida llena de arte, amor y dedicación. Esto no solo se reflejó en sus proyectos profesionales, sino también en su vida personal, donde el amor y la familia jugaron roles fundamentales, aunque pocos conocidos.
Rojo, quien tuvo tres hijos - Elena, Patricia y Leo - antes de adentrarse en dos matrimonios significativos, logró combinar su vida personal con una carrera excepcional. Una de las historias poco mencionadas por la actriz y conocidas por su público.
Juan Ferrera: el primer matrimonio de Helena Rojo
Su primer matrimonio fue con el también actor Juan Ferrara, una relación que pese a concluir dejó huellas de un profundo compañerismo y respeto.
“Nosotros hacemos la empresa, escogemos la obra, decidimos el reparto y cada año, año y medio, dos años salimos de gira por toda la República. Hacemos teatro juntos...” expresó Ferrara en el pasado, enfatizando la pasión compartida por el arte escénico que los unió más allá de su matrimonio, celebrado en 1976. Sin embargo, la actriz tuvo que enfrentarse al reto de reiniciar su carrera tras su divorcio en 1987, buscando distanciarse de la imagen pública que compartía con Ferrara.
“Yo evito hablar de esa relación porque me costó mucho trabajo deshacer la imagen que teníamos de pareja”, reveló Rojo, subrayando el esfuerzo requerido para redefinirse como artista.
Benjamín Fernández: el segundo matrimonio, aunque poco conocido, de Helena Rojo
Benjamín Fernández, quien no formaba parte del entorno artístico, se convirtió en la segunda pareja de Rojo, marcando una etapa discreta y privada en su vida. Aunque se sabe poco sobre Fernández, su unión en 1988 permaneció sólida hasta los últimos días de la actriz, demostrando una vez más el balance que Rojo supo mantener entre su vida personal y su impresionante trayectoria.
La relación de Rojo con sus hijos y ex parejas refleja la generosidad y gratitud que caracterizaban a la actriz. Reconociendo el apoyo recibido durante los momentos difíciles, mencionó: “Juan siempre se portó muy bien con mis hijos y es a ellos a quien tengo que agradecer muchísimo”. Además, destacó la influencia de Ofelia Guilmain, madre de Ferrara, a quien llegó a querer como a una madre propia.
El legado de Helena Rojo no solo se define por sus contribuciones al mundo del espectáculo, sino también por la fortaleza y sensibilidad con que manejó su vida personal. A pesar de enfrentar rumores y especulaciones, supo priorizar el bienestar de sus hijos y mantener lazos de respeto con sus ex parejas. Su impacto en las artes escénicas mexicanas y su capacidad para superar obstáculos en su vida personal, la mantendrán en la memoria de su audiencia y de aquellos que tuvieron el privilegio de conocerla.