Cuánto mide “El Vigilante”, la imponente escultura de Ecatepec, y cuál es su historia

Esta estatua da la bienvenida a quienes circulan sobre la carretera México Pachuca

El Vigilante es una escultura creada por Jorge Marín. (X/@JorgeMarinMX)

En una muestra de arte colosal y significación cultural, Ecatepec de Morelos en el Estado de México da la bienvenida a transeúntes y visitantes con una figura imponente: “El Vigilante”.

Ubicada en la frontera de los municipios Ecatepec de Morelos y Tlalnepantla de Baz, sobre la carretera México-Pachuca, resalta “El Vigilante”, una imponente escultura de bronce y acero, concebida por el destacado artista michoacano Jorge Marín.

Esta obra, inaugurada el 18 de marzo de 2016 por el entonces presidente Enrique Peña Nieto, se erige en el umbral del corredor turístico de Teotihuacán, destacando entre el paisaje como un ángel colosal de 25 metros de altura sobre un pedestal de concreto de seis metros, para un total de 31 metros.

El Vigilante es una escultura que buscó transformar el entorno social. (X/@JorgeMarinMX)

Con un peso de 25 toneladas, “El Vigilante” es hasta el momento el proyecto más ambicioso de Marín, cuya carrera artística ha evolucionado desde sus inicios en la cerámica en los años 80 hasta su preferencia por el bronce en la última década. La obra engloba varios de los motivos recurrentes en su producción, tales como figuras humanas y animales, adornadas con elementos simbólicos como máscaras, alas y esferas, los cuales invitan a la reflexión sobre temas como el equilibrio y la contemplación.

Su vínculo con el dios Ehécatl

“El Vigilante” representa un ángel agachado, listo para iniciar el vuelo. Según Marín, la escultura “es como un sueño alado... tiene la mirada en contemplación y las alas desplegadas,” enfatizando así la importancia de la reflexión antes de emprender un nuevo desafío.

Esta afirmación subraya la intención del artista de infundir inspiración y contemplación entre quienes observan su obra. La figura, que simboliza a Ehécatl, la deidad del viento en la mitología azteca, combina rasgos humanos con una máscara de pájaro, destacando la influencia de la historia precolombina en el arte contemporáneo mexicano. Marín sugirió que “se debe mirar de forma rápida y distante” para captar plenamente su esencia.

La escultura, que fue parte de un amplio programa de recuperación de espacios públicos en el Estado de México durante el mandato de Eruviel Ávila, tuvo un costo de más de 7 millones de pesos mexicanos y tenía como objetivo transformar el entorno urbano en un lugar más acogedor y estéticamente agradable.

Diseñada con un lenguaje visual contemporáneo, la escultura representa a un joven tatuado y con piercings, portando una máscara de ave que identifica a Ehécatl. La postura de la figura, con las alas desplegadas y en actitud de vigilancia, encapsula un momento de anticipación al vuelo, simbolizando esperanza y renovación.

El Vigilante de Ecatepec fue inaugurado en el 2016. (Gobierno de México)

La escultura se ha convertido no sólo en un punto de referencia para los conductores que transitan por la carretera hacia el Estado de México o la Ciudad de México, sino también en un elemento de orgullo local y un atractivo turístico que atrae a visitantes interesados en el arte y la cultura mexicana.

La posición estratégica de “El Vigilante” a lo largo de esta carretera no es casualidad; se busca que cada mirada hacia la escultura inspire a los viajeros y les invite a reflexionar sobre las raíces culturales de la región.

La adquisición de “El Vigilante” implicó una inversión superior a los siete millones de pesos, sumándose a las iniciativas de recuperación de espacios públicos impulsadas durante la administración de Eruviel Ávila en el Estado de México, que incluyeron la renovación de viviendas, parques y áreas verdes. Aunque su base sirve también como mirador, hasta enero de 2020, no se había establecido una conexión directa con esta plataforma.

“El Vigilante” no solamente representa una marcada contribución al arte contemporáneo mexicano por parte de Jorge Marín, sino que también ejemplifica el arte como un vehículo de transformación social y embellecimiento del entorno.