Cómo dos grafiteros se convirtieron en sicarios y líderes de un brazo armado del Cártel de Sinaloa

Se trata de la pandilla de Artistas Asesinos quienes sus principales rivales son Los Aztecas, del Cártel de Juárez

Imagen: Infobae México

El enfrentamiento entre el Cártel de Juárez y el Cártel de Sinaloa se intensifica en Chihuahua, donde este último ha fortalecido sus operaciones reclutando a pantillas como Gente Nueva, Los Mexicles y Los Artistas Asesinos. Estas agrupaciones, convertidas en el brazo armado del Cártel de Sinaloa en la región, realizan tareas de ejecución de rivales, vigilancia, secuestro y venta de drogas a pequeña escala.

Las pandillas, compuestas en su mayoría por jóvenes, se han transformado en actores fundamentales en el mercado ilegal de drogas, ofreciendo sus servicios no solo en el campo de batalla sino también en actividades comoel narcomenudeo y el halconeo.

Este fenómeno responde a la estrategia de los cárteles de utilizar a menores y jóvenes, quienes poseen menor riesgo de enfrentar cargos legales, para realizar tareas críticas dentro de la organización, tales como vigilancia y robo.

La pandilla estadounidense se alió con el brazo armado del Cártel de Juárez para combatir a la organización criminal fundada por Joaquín "El Chapo" Guzmán e Ismael "El Mayo" Zambada (Infobae México / Jovany Pérez)

Jorge Ernesto Sáenz, alias El Dream, y Éder Ángel Martínez Reyna, conocido como El Saik, ambos con habilidades en arte y graffiti, emergieron como líderes de Los Artistas Asesinos tras su paso por la prisión.

Su talento y reputación los llevaron a ganar prominencia dentro de Los Artistas Asesinos, cuyo nombre surge de un reconocimiento nacional de pintura obtenido por El Saik. La violencia asociada a estos grupos ha dejado una marca profunda en Ciudad Juárez, donde el conflicto ha escalado a enfrentamientos directos dentro de las instalaciones penitenciarias, implicando también a Los Aztecas, pandilla rival al servicio del Cártel de Juárez.

Desde 2008 hasta 2011, la región vio un alarmante registro de más de 10,000 homicidios violentos, destacando la vulnerabilidad de los jóvenes frente al fuego cruzado de la guerra contra el narcotráfico. El 95% de estas víctimas fueron hombres.

Esta dinámica de violencia también refleja un cambio en las motivaciones tras las disputas entre pandillas; lo que inició como riñas por identidad o territorio, ha evolucionado hacia una lucha por el control del lucrativo mercado de las drogas.

De acuerdo con el libro “La fábrica del crimen” de la periodista Sandra Rodríguez Nieto, El Saik fue arrestado a los 19 años por su implicación en un asesinato.

'Los Chapitos' son la facción del Cártel de Sinaloa más poderosos en la actualidad, según la DEA. (Crédito: Infobae México | Jovani Pérez)

Este suceso destapa la cruda realidad de Ciudad Juárez, donde los jóvenes, influenciados por el ambiente hostil de sus barrios, terminan atrapados en una vida de delincuencia. Desde Bosques de Salvárcar hasta las calles de las distintas zonas que rodean los parques industriales y maquiladoras, como Parque Industrial Intermex y Siemens entre otros, la urbe juarense se perfila como un entorno donde la falta de espacios de desarrollo y recreación conduce a los menores hacia el abismo del crimen y la violencia.

Las pandillas, como Los Bufones y Los Artistas Asesinos, emergen como figuras centrales en esta narrativa, revelando cómo los espacios vacíos y la segregación espacial alimentaron una cultura de la violencia entre los jóvenes.

Este panorama sombrío se ve agravado por las condiciones internas del Cereso, donde individuos como El Saik y El Dream, se ven obligados a enfrentarse a una realidad donde la supervivencia implica adaptarse a la violencia y el crimen.

“La fábrica del crimen” no solo expone las cicatrices de una ciudad, sino que también pone de relieve la complejidad de la vida en los barrios marginados y cómo el entorno urbano en sí puede moldear trayectorias de vida hacia destinos trágicos. La falta de inversión en infraestructura social y recreativa, complementada por la expansión incontrolada de la urbanización, ha dejado a Ciudad Juárez dividida y a sus jóvenes en peligro.